Crítica

Ejercicio orquestal

Carlos Domínguez Nieto fue la batuta invitada en el noveno abono de la Temporada de Abono de la Orquesta Filarmónica de Málaga

Carlos Domínguez Nieto en los ensayos con la Orquesta Filarmónica de Málaga.

Carlos Domínguez Nieto en los ensayos con la Orquesta Filarmónica de Málaga. / OFM

Alejandro Fernández

Alejandro Fernández

Málaga, 03-03-2023

Teatro Cervantes

Solista: Sergio Rey Turiégano.

Dirección: Carlos Domínguez Nieto.

Programa: Sinfonía nº 14 en La Mayor, KV. 114, de W. A. Mozart; Concierto para tuba baja y orquesta en Fa menor, IRV 92, de R. Vaughan Williams y Concierto para orquesta, Sz. 116, de B. Bartók

Carlos Domínguez Nieto que fuera director de la Ópera de Eisenach, de la Ópera de Cámara de Munich y actual director titular de la Orquesta de Córdoba, comandó desde el podio como batuta invitada el noveno abono de la Temporada de Abono de la Orquesta Filarmónica de Málaga. Programa que en lo formal y artístico puede resumirse en ejercicio orquestal de nivel sobre un arco temporal entre los primeros destellos de la personalidad musical del genio de Salzburgo y la imprescindible influencia de dos grandes nombres del repertorio de la centuria pasada, el inglés R. Vaughan Williams y B. Bartók. Tres personalidades musicales bien medidas y singularizadas tanto por director, solista y músculo orquestal.

Con apenas quince años Mozart marca con su Sinfonía nº 14 un punto de inflexión en el desarrollo de su catálogo sinfónico y en la que se aprecian decididas influencias italianas y de las aportaciones haydnianas. Estructurada en cuatro tiempos, la partitura ofrece una mayor concreción e interrelación en el caudal temático de los tiempos frente a lo estático y singularizado en el tratamiento de los tiempos de los trabajos sinfónicos anteriores. En la KV 114 la cuerda demostró un papel fundamental mientras que en las maderas -flautas, oboes y trompas- destacaron por el retrato de ambiente bucólico, casi pastoril de tonos evocadores. Domínguez Nieto incidió en el contraste entre tiempos pero también en la exposición y desarrollo temático destacando especialmente el andante y menuetto tratado con intimidad camerística frente a los movimientos extremos de la partitura en los que destacó el empaste y densidad de las secciones de cuerdas así como unas maderas y trompas, especialmente iluminadas para la ocasión.

El segundo ejercicio orquestal llegó de la mano del tuba solista de la OFM de Sergio Rey que propició la primera interpretación del conjunto del Concierto para tuba baja y orquesta en Fa menor, de R. Vaughan Williams. Articulada en tres secciones contrastantes, la partitura incluye dos importantes y complejas cadencias en los tiempos extremos reservando para el capítulo central un desarrollo lírico con gran sentido orgánico e interpretativo por parte de S. Rey que contó con la complicidad del resto de atriles y batuta.

Estrenada por la Sinfónica de Boston en 1944, el Concierto para orquesta de B. Bartók protagonizó una destacadísima segunda parte de altura y excelencia para el que fuera el núcleo central de este último abono en la entraron en conversación no sólo destacados atriles solistas de la Filarmónica sino también el diálogo entre el lenguaje formal y la constante presencia de lo folklórico en la obra del compositor húngaro en contínuo cambio modal, rítmico y armónico. La batuta de Dominguez Nieto puso en valor por un lado una dinámica de trazos amplios que permitiría la confluencia de recursos e ideas musicales desarrolladas con gran sentido orgánico por los profesores desde los pasajes fugados de la introducción al gran finale virtuosístico que propiciaron los profesores de la OFM.

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