Viento fresco

Lecciones

Ayer vino un señor a darme una lección moral pero yo había ido a cambiarle el aceite y el filtro a un par de dogmas

BRITAIN-CRUFTS/

BRITAIN-CRUFTS/ / MOLLY DARLINGTON (REUTERS)

Jose María de Loma

Jose María de Loma

Ayer vino un señor a darme una lección moral pero yo había ido al taller a cambiarle el aceite y el filtro a un par de dogmas y se tuvo que ir. No con viento fresco, dado que no se movía una rama y el sol lucía como solo luce en ocasiones especiales. El señor que quería darme una lección moral lleva muchas lecciones morales en un maletín de cuero negro del que no se separa.

Pareciera que lleva fajos de billetes o una muda por si pasa la noche fuera. O documentos o libros. Pero no. Lleva lecciones morales, unas cuantas, algunas delgadas y otras gordas, las hay de colores, también a cuadros e incluso alguna ya demodé la lleva también. Que está tomando café con un amigo y el amigo se le pone estupendo, zas, le saca una lección moral y se la endiña. Que está con su familia un domingo comiendo paella y un sobrino se pone tontorrón, zas, lección moral al canto para el sobrino y hasta si encarta, para el cuñado, el perro, el gato, el mayordomo, el vecino y hasta para un viandante de Socuéllamos centro que por allí pasara camino de un recado o del cine.

El señor que da lecciones morales tiene cara de dar lecciones morales, bigote como de dar lecciones morales y hasta un traje anticuado que lo hace aún más previsible y dado a las admoniciones. Pero ojo, que a veces se disfraza de muchachita. Una vez se le olvidó el maletín con las lecciones morales y casi le da un infarto, aunque fue una atinada enfermera de Urgencias la que le dio una lección pero de educación y profesionalidad que lo bajó rápido de su podio de altivez. A lo mejor viene hoy otra vez y entonces figúrese que me pilla de buen humor y me paso sus lección moral por las entendederas pero sin deglutirla ni digerirla ni asimilarla, más bien me la quedo para que no se la pueda dar a otro y así le queden menos lecciones morales que dar, menos moral, menos munición, menos ganas de imponer su modo de vivir. Pero no sé si estoy siendo muy optimista. O tengo mucha moral.

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