HOJA DE CALENDARIO

El bluf de China

Xi Jinping, presidente de la República Popular China.

Xi Jinping, presidente de la República Popular China. / REUTERS

Antonio Papell

Antonio Papell

Hasta que estalló la gran pandemia, la comunidad internacional estaba convencida de que en pocos años China se convertiría en la primera potencia mundial. El sistema que se había creado en la gran nación asiática estaba consiguiendo tasas anuales muy elevadas de productividad, aun a costa de recortar libertades básicas, y ello ofrecería un modelo a los países en desarrollo, alternativo a la democracia clásica de tipo occidental.

Ha sucedido sin embargo lo que un sector de opinión presagiaba, y que contradice a aquellas previsiones optimistas: el líder chino Xi Jinping, que había encarrilado bien su mandato, se ha ensoberbecido y ha traspasado todos los límites: se ha autonombrado presidente vitalicio, y ello ha frustrado el peculiar modelo de desarrollo del país. Xi, como todos los sátrapas, se cree investido de la clarividencia divina y ha comenzado a equivocarse. El primer gran error ha sido la forma inconsecuente de combatir la covid… Con la consecuencia de que China, que empezaba a ser una potencia tecnológica, se ha atraído la desconfianza del resto del mundo, ha moderado su hasta ahora insólito crecimiento y está dejando de ser un actor clave en la orquesta mundial.

El modelo incontestable es el que vincula el sistema occidental de valores con la democracia parlamentaria y con un capitalismo compasivo y con límites. Las copias autoritarias que se han intentado han fracasado siempre, y China no iba a ser una excepción.

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