La Libreta del duque de Chantada

El duro camino de Travis Trace

Travis Trice Jr es uno de los líderes de un UCAM Murcia que esta jugando, y tiene más peligro, de lo que refleja su clasificación

Mel Otero

Mel Otero

Julie era una estrella del atletismo en su último año de high school. A sus 18 años con una beca deportiva para la universidad de Carolina del Norte en Wilmington se quedó embarazada. Su pareja era Travis Trice Sr, un prometedor base de la universidad de Butler de baloncesto. Ese fue el primer momento en el que la vida del base del UCAM Murcia, Travis Trice Jr., próximo rival del Unicaja pudo terminar, pero Travis ha demostrado ser un superviviente. «La gente me decía que debería abortar después de quedar embarazada. Me decían «no, no, no, no» desde el principio» recordaba Julie a Detroit Free Press. Pero ella tenía claro que iba a tener a su hijo. Antes de nacer, Travis todavía tuvo que superar una gran dificultad cuando en la semana 41 del embarazo su frecuencia cardiaca «se hizo plana». Una cesaria de urgencia le trajo a este mundo con el cordón umbilical enredado en los tobillos, pero vivo. «Nadie entiende las luchas por las que ha tenido que pasar este niño… toda su vida» recordaba su madre al Washington Post.

Su infancia fue en los gimnasios. Sólo dos semanas después de nacer su madre le llevó a Indianápolis a ver su primer partido de baloncesto. A pesar de eso antes de decidirse por el balón naranja probó con el beisbol, que no le gustaba por la duración de los partidos, y el fútbol americano, donde jugó de quarterback, pero la falta de físico para jugar con profesionales le llevó al baloncesto. El legendario Tom Izzo le dio la oportunidad de jugar baloncesto en Michigan State, la mítica universidad donde se formó Magic Johnson y donde Travis coincidió con el baskonista Matt Costello. No tenía mucho físico, pero como el propio coach Izzo decía a USA Today: «Como entrenador, te enamoras de los muchachos que te recuerdan más a ti mismo. Somos una especie de posibilidades remotas».

La vida le tenía preparado a Travis Trice un tercer «mach bal». En la primavera de su primer año en la universidad sufrió una enfermedad cerebral aún no diagnosticada. De repente se quedó sin energía, perdió 10 kilos y dormía más de 12 horas al día. Le costaba levantarse de la cama y no podía jugar al baloncesto. En una entrevista en la CBS reconocía que «fue aterrador, te acabas preguntando ¿Me estoy muriendo? Piensas en tumores cerebrales, SIDA, cáncer, mononucleosis… entras en un lugar muy oscuro». Lo había llevado en secreto y cuando se lo dijo a sus padres, lo llevaron a la iglesia y rezaron por su recuperación. De manera milagrosa, los síntomas comenzaron a remitir hasta desaparecer por completo. Este episodio convirtió al joven Trice en un gran creyente. «Creo que Dios me permitió pasar por eso y me cambió a lo que soy hoy. Estaba en un lugar oscuro, y él me saco de ahí». Todavía hoy intercambia pasajes bíblicos con su familia. En su carrera universitaria todavía sufrió dos conmociones cerebrales y unas ampollas infectadas en los pies algo que no impidió que liderara a los Spartans a la final four de la NCAA en 2015. Ese fue un gran año para la familia Trice. El hermano mayor llegaba a las finales universitarias y el padre, Travis Sr, entrenando a sus dos hermanos pequeños, D’mitrik, actual jugador del Slask Wroclaw polaco, e Isaiah, conseguido el titulo estatal escolar con los Warriors de Wayne High en Huber Heights.

Travis Trice Jr es uno de los líderes de un UCAM Murcia que esta jugando, y tiene más peligro, de lo que refleja su clasificación. Es además uno de los posibles rivales en cuartos de final de la BCL. Vamos, que no será un partido fácil ante un rival en muchos frentes este año. La derrota en Estambul ante Galatasaray demuestra que el equipo malagueño es «mortal», que no tiene una coraza fantástica que le protege de todos los males y que si no está al 100% puede sufrir ante muchos equipos. Los «back to back» ante un mismo rival son muy complicados, más aún si hay viaje de por medio. No es una derrota para preocuparse, pero si para tomar nota y crecer. Esta derrota no influye mucho en las posibilidades del equipo. La verdadera final era y es ante el AEK en Atenas, aunque antes hay que jugar, e intentar ganar, en la ACB. Suerte.

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