Memoria en Verde y Morado

La zurda prodigiosa

Memoria en verde y morado | Nacho Solozábal

Juanma Rodríguez

Juanma Rodríguez

La ceremonia de la retirada de la camiseta de Pau Gasol en los Lakers nos ha permitido comprobar una vez más el respeto y cuidado que dedican en USA hacia la memoria de sus más rutilantes estrellas deportivas. Con un pabellón a rebosar, engalanado de púrpura y oro gracias a las 20.000 camisetas para los aficionados, la presencia de varios mitos de la franquicia angelina junto a antiguos compañeros, amigos y familiares, facilitaron un ambiente mágico para el emotivo y brillante discurso de Gasol, perfecto resumen de una carrera insuperable llena de éxitos y con todos los valores que reúne el baloncesto. Quizás su breve aunque exitosa carrera en el Barça no le lleve a ver retirado su dorsal 16 en el Palau, pero ya sabemos cómo funcionan en nuestro país los reconocimientos en vida.

El protagonista de la columna de hoy tardó 14 años en ver retirada su camiseta tras una exitosa trayectoria dedicada en cuerpo y alma al club blaugrana. Nacho Solozábal representa la figura del BASE en mayúsculas. La gloriosa década de los 80 para el equipo culé se sustentó, entre otros grandísimos jugadores, sobre la mano izquierda de un director de juego memorable como Solozábal. Desarrolló su longeva carrera vestido de azulgrana logrando un palmarés al alcance de muy pocos.

Mientras el Real Madrid apuraba los últimos años de dominio aplastante en el baloncesto patrio, el entrenador Antonio Serra subió al primer equipo a un trío de jóvenes (Epi, Sibilio y el propio Solozábal) que llegaban destinados a cambiar la historia del club culé. La «siniestra asesina» de Nacho y su privilegiado cerebro lo colocarían entre la élite europea de los bases de la época.

Nacho brilló como jugador. Maestro en la toma de decisiones, tenía la capacidad de sacar la mejor versión de sus compañeros. Rápido al contraataque, era un más que correcto defensor que contaba con un certero lanzamiento exterior. Muy hábil para el pase, muchos de los triples de la dupla Epi y Sibilio salían de su zurda prodigiosa como también lo eran las canastas más cercanas anotadas por Jiménez, De la Cruz o Norris.

Solozábal ganó 6 ligas y 9 copas y fue protagonista capital en los éxitos de la selección española dirigida por Díaz Miguel. La conquista imposible de la Copa de Europa puede considerarse como el único borrón en una hoja de ruta casi inmaculada. En su rol de capitán, Nacho era el responsable de levantar los trofeos conquistados existiendo un par de anécdotas curiosas con las copas de por medio. La noche en la que el Barça ganó su primera Recopa de Europa ante el Zalgiris de Sabonis en marzo del 85, Solozábal tuvo el detalle de cederle ese honor a su buen amigo Juan Domingo de la Cruz, quien sólo podía jugar la competición europea al haber sido descartado de la plantilla liguera por Aíto tras el fichaje del nacionalizado Steve Trumbo.

La zurda prodigiosa

Nacho Solozábal / EFE

Años más tarde, Nacho alzó la copa de campeón de la Liga 88/89 en un acto protocolario delante de la afición culé. Esa noche de octubre del 89 los festejos se trasladaron al vestuario visitante ya que el Caja de Ronda consiguió su primera victoria en el Palau, en un encuentro donde Solozábal se vio superado por el fabuloso base malagueño Fede Ramiro quien abasteció a un gran Arlauckas, responsable de la friolera de 45 puntos.

En el ámbito personal, Solozábal era el alma máter dentro y fuera del vestuario. Su imagen pública de hombre serio y reservado contrastaba con el hecho de pertenecer al grupo más animado y bromista del equipo, como asegura su gran amigo «Lagarto» De la Cruz. Todo un caballero en la pista, Nacho siempre disfrutó del reconocimiento de las aficiones rivales. La salida de Solozábal del club azulgrana, cuando tenía 34 años, no estuvo a la altura de las 16 temporadas que jugó en el Palau. El ex base y ex capitán del Barça no firmó una renovación casi pactada, convirtiéndose en uno de los descartes de Aíto para la temporada 92-93. Cuentan que le fue ofrecido el cargo de gerente de la sección , responsabilidad que rechazó «por dignidad» y me aventuro a que por coherencia. Hubo que esperar hasta octubre de 2006, para que el Barça elevara su mítico número 7 al lado de los más ilustres del club.

Ligado al mundo de la canasta en otros ámbitos (dirigiendo una escuela y como comentarista en TV3), el gran Nacho Solozábal, un base de manual, dejó un recuerdo imborrable y un legado irrepetible entre los que crecimos disfrutando con el boom del básket nacional allá por los mágicos 80.

La Peque - Columna (Simón R.J)

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