Málaga de un vistazo

El detonante

Angelines de Lorenzo

Angelines de Lorenzo

Izquierda o derecha, lo mismo da ya, se critican pero reman a la par; no son transparentes y todos son actores o conniventes en dirigir dudosamente dinero del contribuyente; designan cargos; derivan a entidades público-privadas y privadas servicios públicos... Hasta justifican concesiones a empresas extranjeras torticeramente que sólo debieran obedecer a criterios de interés general de la ciudadanía, como el deleznable Hotel-torre-rascacielos del Puerto. Imagino formas rocambolescas de impedirlo para calmar mi frustración ante los dislates de la política, no sólo local, sino nacional, que está de infarto y más si eres mujer (biológica). Se saca provecho de la, intencionada o no, mala gestión pública, como de una malograda financiación, entre sobredimensionadas estructuras funcionariales y políticas, cargos de confianza y entresijos burocráticos, que atascan todo intento de mejora por los pocos, quizá utópicos, optimistas del ramo que trabajan bajo directrices de ética y servicio público, porque el sistema está viciado, a sabiendas de que cambiarlo resultaría una quimera delirante, una quijotada. Las torres de control aeroportuarias se van cediendo al sector privado, se derivan la sanidad, algunos trenes… Precedieron las telecomunicaciones, electricidad... Decían que la libre competencia aporta mejor servicio a mejor precio, pero productos y servicios básicos son ya de lujo y el gobierno cuando interviene, parchea, ya trabajan mucho generando puestos públicos para no gestionar más que impuestos. La gente se queja pero no reaccionamos ante tanto sinsentido; mientras tengamos comida caliente en la barriga no saltaremos. Así, los políticos, que lo saben, sacian a muchos mediante ayudas y subvenciones con fondos de nuestro propio trabajo y esfuerzo (¿superan los demandantes a los cotizantes?) pero tan contentos. La muchedumbre pretendidamente sustentada y contenida, se mueve por instinto irracional con un detonante, ¿cuál será?