Viento fresco

Apendicitis

Las crisis de Gobierno ya no son lo que eran. Soserío

José Manuel Miñones Conde, nuevo ministro de Sanidad.

José Manuel Miñones Conde, nuevo ministro de Sanidad.

Jose María de Loma

Jose María de Loma

Ya ni siquiera son emocionantes las crisis de Gobierno. Dos ministras que se van a concursar a las municipales son sustituidas por dos ministros a los que no conoce nadie. No es que esperáramos el nombramiento de una vedette o de Tamames o de un famoso o de un escritor. Pero la posibilidad de que la crisis de Gobierno nos alegrara el lunes se esfumó. No nos dan una alegría ni por equivocación. La crisis de Gobierno es un titular anodino con foto de dos señores que también podría ilustrar la noticia de un ascenso en una empresa de seguros. Sánchez no quiere sobresaltos, podría decirse, pero más bien vive en el sobresalto permanente. No han pasado más cosas en su mandato porque no hay más demonios. Antes, en vísperas de las crisis de Gobierno todo eran rumores, cafés, llamadas, conspiraciones y aspiraciones. Ahora se han covertido en una operación de apendicitis, todo rápido, un cortecito, extirpación, cerrar y a dar el alta. Habrá otro momento en el que cambiar el Gobierno deba ser más ruidoso, más jacarandoso, más efectista. Tal vez así suceda cuando pasen las municipales, aunque a esta legislatura le queda ya poco tiempo. Lo más emocionante no es quién va a ser ministro, sino qué ministros no se hablan.

Se habla mucho del Gobierno pero casi más de que en su seno se hablan mal. En su seno y en su entrepierna. Una parte del Gobierno habla muy mal del Gobierno mientras la oposición sueña con ser Gobierno y entre todos emiten mucho ruido y pocas emociones. Al ejecutivo le queda una amplia agenda reformista a la que perjudica tanto ego. Sánchez ha optado por no nombrar más egos ministros y que así todos los actuales quepan en la sala del consejo. Pero nunca se sabe: la gente a los tres meses de ser ministro se cree dotado de una misión providencial. El Gobierno acaba de demostrar que tiene repuestos, aunque está por ver que tenga recambios. Feijóo acelera su campaña de imagen y posa a lo moderno con indumentaria informal. Pero él no aspira a que le queden bien las guayaberas y sí a nombrar y destituir ministros como quien come pipas. Por ahora tiene que conformarse con mirar.