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Una simple mirada a las gradas de cualquier pabellón de la geografía española nos permite comprobar que el baloncesto continúa siendo un deporte muy familiar. Hijos, padres, madres y abuelos comparten su pasión por la pelota naranja al igual que muchas sagas lo han hecho sobre el parquet. De entre estos linajes, el caso más curioso es el representado por la familia Quintana en Fuenlabrada. Presidencia, banquillo y cancha unidos a tres hombres (José, Óscar y José jr.) que comparten árbol genealógico en el club durante más de dos décadas. Esta longeva relación comenzó en Torrelavega, cuna del baloncesto cántabro y ciudad natal de los hermanos José y Óscar, para luego trasladarse a la ciudad con el polígono industrial más grande de toda Europa. Tras la reciente renuncia como presidente de José por motivos de salud, Óscar (hermano y tío) y José Jr. (hijo y sobrino) han quedado como representantes de los Quintana, el primero como técnico y el segundo dentro de la Fundación del «Fuenla».
Óscar, el más mediático del trío, ha regresado al banquillo azulón como «hijo pródigo» con el reto de evitar el temido descenso a la liga LEB. Óscar, el entrenador con más partidos al frente del Fuenlabrada, disfrutó de una exitosa etapa a principios de siglo. Clasificó al equipo a los play offs y competiciones europeas, llegando dos veces a disputar la Copa del Rey (entre ellas la inolvidable edición malagueña en 2001), con un equipo luchador que disponía de fabulosos jugadores como Perasovic, Prigioni o Walter Herrmann. Su fuerte carácter le ha granjeado alguna diferencia con la afición a lo largo de todos estos años, aunque no sería reseñable si alcanza el milagro de la salvación. José Jr. vistió la elástica fuenlabreña durante seis temporadas. Escolta de 1,99 metros, destacaba por su entrega y lucha en la pista. Curiosamente Quintana no gozó de la confianza de su tío, disputando tan solo 25 partidos en su carrera ACB. Su rol residual en la plantilla y las lesiones le llevaron a colgar las botas a los 27 años.
Con gran experiencia y liderazgo, José Quintana Viar ha ejercido de presidente tras abandonar sus responsabilidades políticas. Alcalde entre 1983 y 2002, José tenía como objetivo situar a su ciudad en la élite del baloncesto patrio. Fue uno de los impulsores de la increíble historia del «Partizán de Fuenlabrada», el equipo yugoslavo que, huyendo de la guerra de los Balcanes, se alzó con el triunfo en la Liga Europea bajo la tutela de Zeljko Obradovic. Años más tarde promovió la adquisición de la plaza ACB del histórico Peñas de Huesca y puso al Fuenlabrada en la máxima competición nacional.
En 2006 José cambió la vara de mando por el despacho de presidente del Baloncesto Fuenlabrada. Hábil negociador, jugó un papel clave en el fichaje de Saúl Blanco, uno de los mayores pufos de nuestra historia. Sabedor del interés de Aíto, Quintana movió bien sus piezas ante la falta de cintura del club de los Guindos cerrando un acuerdo «amistoso» a tres bandas (Fuenlabrada-jugador-Unicaja) por el que el club malagueño tuvo que abonar la friolera de 900.000 €. Visceral y apasionado en el palco, su relación con el estamento arbitral nunca fue sencilla. Tras un partido en Valencia mantuvo una fuerte discusión con el malagueño Dani Hierrezuelo que tiempo después iba a resolverse en nuestra ciudad. En uno de sus escasos viajes con el equipo, Quintana bajó a Málaga junto a Ramón Fernández, por entonces director general del club, con el objetivo de ver en directo a un jugador del Limoges que les interesaba. Esa noche fueron a cenar al chiringuito ‘El Cabra’ junto con Juanma Rodríguez y, por las casualidades de la vida, Hierrezuelo terminó uniéndose a la mesa y así resolver sus diferencias como caballeros con un espeto de sardinas por medio.
Quintana, un apellido ligado para siempre a una ciudad y al baloncesto, y con tres personajes claves para entender el pasado, presente y futuro del CB Fuenlabrada.
¿Sabías qué Alberto Díaz jugó cedido en Fuenlabrada durante la temporada 2014/15?