Viento fresco

Calor

El tratamiento informativo del calor da más calor todavía

Una mujer se abanica en una terraza

Una mujer se abanica en una terraza / MJ LOPEZ

Jose María de Loma

El calor como género informativo me da mucho calor. Vive uno asustado y no por el calor, y sí por el bombardeo en radio, prensa y televisión con el calor que viene. El calor que viene es infernal, inopinado, impropio, terrible, nos dice el simpático reportero bajo un sol decidido. Un reportero que ha agotado los adjetivos y que da paso a un presentador que subrayará que vamos a asarnos, a morir, a caer fulminados por el tirano astro rey. Se habla de otra cosa, pero el calor está presente en los titulares y se cuela como dato fundamental en otras informaciones. Calor en Ucrania y calor en la Feria de Sevilla, calor en la parada militar madrileña y calor en una manifestación en Barcelona. La realidad es según el calor con que se mire y abril nos ha resultado farruco, calentón, seco y duro, disfrazado de julio o agosto.

Este fin de semana todos a la playa, a la piscina, a mojar el bañador, a trasegar cerveza, a disfrutar del puento pensando que ya está uno de veraneo. En unas décadas, Galicia tendrá clima Mediterráneo, nos dice el titular. Ya imagina uno a los malagueños huyendo del calor para refugiarse en Vigo y a los de Vigo huyendo a Mánchester, con los de Mánchester prestos a pasar el invierno en Alaska. Nos han robado la primavera y eso es un crimen poético, un atentado biológico, un sinsentido. La primavera se exhibirá en los museos, pase usted a la Sala Primavera y compruebe lo que se siente a 22 grados. El verano ya dura cinco semanas más que en 1980, dice el locutor en la radio del coche. Antes, los amores de verano eran fugaces. Van camino de durar toda la vida. Lo fugaz será ahora el amor de invierno. Hace un calor que revienta el ánimo, que doblega la voluntad, que anula afanes y diezma propósitos. Un calor lacerante con viento caliente y sofocos de los que ayer nos libró un poco el taró. Calor: nos lo repiten todo el tiempo. Ahora en el ascensor no se habla del tiempo como se ha hecho toda la vida. Siempre hace calor, así que se habla del Perú o de botánica, de los unicornios o del precio de los boquerones. Pero sin arrimarse mucho. Que corra el aire.

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