Francis Salado, primer edil de Rincón de la Victoria y candidato del PP a volver a serlo, ha visitado 13.000 viviendas de su municipio en los últimos tiempos. Niño, abre, que está pegando el alcalde.
Salado tiene que contarnos en una entrevista el anecdotario correspondiente. Ahí es nada. Por pura estadística, en alguno de esos 13.000 hogares estarían, a la hora de tan notable visita, por ejemplo, duchándose. O amándose con pasión de viernes por la tarde, cari dámelo todo aunque estén llamando a la puerta; tal vez preparando caracoles en salsa.
Salado se ha lanzado a eso que los comerciantes llaman puerta fría, que es ir a los domicilios sin cita previa, o sea, arriesgándose a un portazo o, peor, a tener que merendar copiosamente tres veces. Tal vez el regidor haya tenido la oportunidad de catar una importante representación de la repostería local, habrá sido invitado a compartir los macarrones del pequeño, que mire usted, alcalde, lo que tarda todos los días este niño en irse a la cama, que no hay manera y luego, claro, está por la mañana que no hay quién lo mueva. Los políticos suelen meterse en el salón a través de la tele, mientras estamos eligiendo una serie en Netflix, pero ahora van a nuestras casas a interesarse por nosotros. El candidato habrá oído peticiones de más parques, de más empleo, de nuevas comunicaciones; le habrán pedido favores, un puestecito para mi yerno, que es muy apañao y a lo peor, para él, hasta habrá tenido que soportar un mitin de algún sanchista. Que digo yo que habrá sanchistas entre las trece mil casas visitadas. Salado tiene valor. Y buena forma física.
En estos tiempos en los que Glovo o Uber te traen todo a casa, los partidos también te llevan el candidato. Es más cómodo que ir a un mitin. Ahorras gasolina. No tienes que maquearte demasiado. Ni aplaudir. Un candidato que pega a tu puerta es la única persona que a la afirmación de «perdone estas pintas» va a contestar: no, si está usted muy bien.
El alcalde de Málaga quiere darle la mano a todos los malagueños y el alcalde de Rincón quiere tocar el timbre de todos los rinconeros. Ya dijo Churchill aquello de que democracia es que llamen a tu puerta a las tres de la mañana y sea el lechero. Hoy es el último día de campaña. Si pegan, abra. Puede ser un candidato ya extenuado y con ganas de jornada de reflexión. No son nada tímidos pero rechazarán cualquier refrigerio. Insista: es importante que la democracia esté hidratada. Sea sociable, que la candidata o candidato en cuestión está haciendo un esfuerzo. Y ordene un poco el salón, hombre.