El antisanchismo ha intentado que estas elecciones fueran un ‘plebiscito’ sobre Sánchez, en lugar de un juicio a la gestión política de gobiernos locales o autonómicos y la bondad de sus posibles recambios. Sin entrar ahora en las razones que haya para un antisanchismo (que en parte había llegado a ser transversal), esa indisimulada ‘operación’ subestima el sentido mismo de estas elecciones, haciendo pasar casi a segundo plano la valoración de gobiernos y candidatos, o sea, de sus ejecutorias y programas. Es natural y legítimo que la política nacional tenga un peso en una contienda relativa a otros niveles del poder, pero no hasta tal punto. Cuando escribo este billete (21.00) solo se conocen los resultados de encuestas a pie de urna, que confirmarían el esperado avance en España del PP. La cuestión está en cómo de fuerte debería ser para que haya funcionado como plebiscito.
