La Opinión de Málaga

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Francis Tomé

¡Qué buenas son!

La selección española, antes de disputar su partido ante Suecia. EFE

Seguramente son la noticia de este verano, que poco a poco va acabando. Todo el mundo habla de ellas. La pena es que no se hable de ellas por ganar un campeonato del mundo, un hecho histórico. Los chicos, por ejemplo, con muchos más campeonatos disputados, llevan en su camiseta las mismas estrellas (tienes una por cada campeonato del mundo ganado).

Algo que tanto mérito tiene y que daría para hablar sin parar, para escribir artículos y reportajes, para hacer documentales, para que conociéramos, admiráramos e idolatráramos a cada una de ellas. Pero el famoso beso eclipsó todo. El beso y la politización de ese beso, porque ellos, los políticos, esos que nunca pierden y mucho menos dimiten, usan a su favor cualquier cosa que consideren puede favorecer a sus intereses, que no son otros que mantener el poder que cada uno tenga. Si además, de esta manera se pueden tapar otros muchos problemas hablando de esto, pues mejor que mejor.

Pero el beso no es la razón de todo. Es, seguro, la gota de colma el vaso. Ahí hay mucho más. Y estas chicas han sufrido muchas más faltas de respeto que esa. Estoy seguro de ello. Lo que no deben, y no van a permitir es que eso vuelva a suceder. Han dicho basta. Y hacen muy bien. Mucho más ahora, que tienen el apoyo de la sociedad. Pero no solo la nuestra, sino la de todo el mundo.

Han conseguido que dimita el presidente de la federación, que dispuesto el hombre no estaba. Ese que ya había hecho cosas, supuestamente, como para que lo cesaran. Pero todos miraban para otro lado y le dejaban hacer y deshacer como si la federación se tratara de su cortijo. Pues ellas han logrado que tenga que ir fuera.

Pero eso no es suficiente. A ver si pensamos que el presidente era el único. Lo lógico en cualquier empresa, es que cuando se va el máximo mandatario se vaya también su grupo de trabajo más directo. Las decisiones las puede tomar una persona, pero son pensadas y trabajadas por varios, por un equipo. Aquí eso no pasa. Los que aplaudían en una asamblea a ese presidente hasta romperse las manos mostrando apoyo, después muestran su desacuerdo una vez ven caer a su líder. Y con su grupo más estrello de trabajo ha pasado lo mismo. Todos han intentado mantenerse y nadie se ha marchado con su jefe.

Y ellas lo tienen claro. Quieren a todos fuera. Solo hay que tener un poco de cuidado y saber diferenciar quien toma decisiones y quien está obligado a asumirlas y ejecutarlas, porque son empleados curritos que pueden estar en contra de lo que les mandan hacer pero se ven obligados a hacerlo por no perder su puesto de trabajo.

Y sin duda que ellas mismas se han podido equivocar en cómo transmitir lo que pasaba, o no transmitirlo, que también están en su derecho. O cómo gestionar todo el asunto. Hay que tener en cuenta que no era nada fácil hacerlo bien. La complejidad era grande y el manual de instrucciones de cómo se debe hacer no existía. Lo que no se puede negar es la valentía por afrontarlo y decir ya no más.

Lo que ellas no saben es que son, y serán, un ejemplo para muchas otras niñas más jóvenes todavía que ellas, que ahora se pueden estar dando cuenta de que no hay que dejarse, que hay que parar los pies a quien las quiera tratar de una manera diferente por ser mujer. Y van a seguir luchando por cambiar las cosas. Y si para ello es necesario reunirse hasta las cuatro de la mañana en plena concentración lo van hacer. Y si no descansan como es debido no importa, como no importa preparar de la mejor manera posible el partido. Porque ellas después van a jugar tan bien cómo saben y van a dejarse la piel para ganar. Y esto es lo hicieron este pasado viernes contra Suecia, una de las mejores selecciones del mundo. Y en su casa, que le da más mérito si cabe. ¡Qué partido sacaron adelante!

Ellas que sigan luchando por cambiar este mundo, por hacerlo mejor para que todas las mujeres puedan disfrutar de su profesión en otro entorno más acorde a la sociedad que tenemos y al año en el que vivimos. Y que lo sigan haciendo por todas las niñas que vienen detrás. Cuentan con el apoyo incondicional de todos. Hasta de sus rivales, que por algo será, digo yo. Y nosotros hablemos de lo bien que juegan, de lo buenas que son, que tenemos a las mejores del mundo, que juegan al fútbol mejor que nadie, que hacen cosas increíbles dentro del campo. Y que son admiradas por eso en el mundo entero.

Sin duda debemos sentirnos orgullosos de ellas por querer cambiar este mundo y hacerlo mejor, más sano y más igualitario. Y luchar por ello, por ellas y por las que vienen detrás. Pero no olvidemos lo buenas que son jugando al fútbol.

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