Opinión | En corto

Constitucionalismos

Dejemos esto claro: la Constitución no viene de lo alto, viene de la voluntad del pueblo español, que la aprobó hace 45 años y que mediante las mayorías exigidas por la propia norma puede cambiarla. Resulta así evidente que tan legítimo como dejar como está nuestra Ley suprema resulta defender la introducción de cambios que vengan aconsejados por los del contexto histórico, las circunstancias de todo tipo o simplemente el distinto criterio del pueblo soberano de hoy respecto del que la aprobó hace 45 años, cuando la mitad de la población española actual no había nacido y tenía voto menos de un 10%. Por lo mismo, aunque cualquier cambio debe estar justificado y bien medido, cierto inmovilismo constitucional que la hace casi intocable no hace ningún bien a la Constitución. Es más, siendo la Constitución mudable por naturaleza, un inmovilismo a ultranza sería inconstitucional.

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