La difícil opinión libre

En su despedida como articulista en El País, Mario Vargas Llosa ha aprovechado para caracterizar las condiciones para que el periodista de opinión haga su trabajo: que en los medios esté bien separada la información, presidida por su implacable veracidad, y la opinión, presidida por una libertad que es a la vez derecho y obligación del opinante. Es tan difícil no estar de acuerdo con ello como afirmar que esas premisas se cumplen en el panorama mediático general de nuestro país, altamente polarizado y sectarizado. Mi experiencia personal es francamente feliz al respecto, al venir desarrollándola en una cadena de medios en que comparten las páginas columnistas y articulistas con puntos de vista muy distintos y con frecuencia totalmente opuestos, pero esto no es lo común, sino lo excepcional, en una prensa como la española en que la opinión suele venderse por racimos, como las uvas.

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