Opinión | El Jugador Número 13

Málaga

Todo intacto

Sito Alonso discute con los árbitros.

Sito Alonso discute con los árbitros. / Marcial Guillén

Teníamos claro en Málaga que el partido ante el UCAM Murcia era una prueba a solventar por parte del Unicaja. Era clave para ver el estado real en cuanto a forma del plantel que dirige Ibon Navarro, para saber de la realidad de la competición, que dijera si el segundo puesto que mantiene el equipo durante siete de las 15 jornadas disputadas era una casualidad. O si hay una base que dé respaldo al trabajo realizado.

Ya vimos lo ocurrido el pasado viernes en Murcia. El conjunto local no apareció en la versión esa tan buena que han estado mostrando esta temporada. Sí hubo protestas, un mínimo conato de bronca, la ronda habitual de técnicas y faltas antideportivas y la referencia, cómo no, al arbitraje por parte del entrenador local, que es algo tristemente repetido dentro de las últimas versiones de su libro de estilo.

Para mí, el Unicaja minimizó las posibilidades del UCAM Murcia y, sin repasar los 40 minutos del encuentro, me quedaré con un dato puntual: los de Sito Alonso promediaban 7,4 de 23,5 lanzamientos triples por partido y, al descanso, la estadística arrojaba un lapidario 0 de 5, que terminó siendo un 4 de 17.

Que un equipo haga menos de la mitad de lanzamientos que lleva promediando durante casi una vuelta de la competición, está más en la acción del contrario que en cualquier otro detalle. Además, pese a jugar el partido de la FIBA BCL al día siguiente de haber disputado el suyo el cuadro cajista, para ambos conjuntos estaba claro que el partido importante era el de la Liga ACB (lo de Europa estaba en un segundo plano).

¿Qué decir de todo esto? Lo primero que me viene a la cabeza es que si este Unicaja quiere hincarle el diente al siguiente rival, el siempre favorito FC Barcelona, el momento es ahora. Valga que el partido tenga la trascendencia que pueda tener un partido de Liga regular, con el añadido que los de Navarro ya hayan asegurado hasta ser cabeza de serie para la Copa del Rey. Este último aspecto el equipo catalán puede asegurarse mañana miércoles, con resultados ajenos. Pero de entrada, tiene que vencer en el Martín Carpena.

Si hay triunfo cajista no significará nada, más allá del tema de alcanzar la mejor racha histórica, esa que tanto nos encargamos de sacar a bailar desde los medios de comunicación. Que «simplemente» se quede en haberse igualado, va a tener la misma trascendencia, porque todo esto no deja de ser un paso más en el trayecto de esta temporada, un curso al que le teníamos miedo. Porque después de haber caído por un barranco tremendamente profundo de vulgaridad y hastío, haciendo lamentablemente de la mediocridad una seña de identidad, pensar que lo de la temporada pasada fue una bonita casualidad estaba en la baraja. Y lo complicado iba a ser ahora.

Estaba por ver qué ocurriría con una plantilla renovada casi en la totalidad, con un entrenador al que prácticamente se le daba carta blanca, al alargar su contrato tres años más. Y había un pequeño colofón, para generar la sombra de duda, con la salida de Darío Brizuela. Demostraba con ello que hace ya tiempo que se dejó de ser grande, y que como mucho, se nos pueden invitar a la fiesta de los mayores sólo mientras ellos quieran.

Y de momento, lo que llevamos visto es mucho mejor de lo que se esperaba. Podremos decir que aún falta de todo, que no habido momento para demostrar cosas, que las mismas posibilidades matemáticas para decepcionar en las competiciones en juego están vigentes. Pero estamos aquí a estas alturas listos para seguir disfrutando de todo y, siendo optimistas, es cierto que va a poder ocurrir cualquier cosa.

Y es que de momento, esperar cosas buenas de este grupo sigue siendo lo lógico, sigue teniendo intacto todo a su favor. La temporada va a durar lo mismo, pero lo que estamos viviendo entre la temporada pasada y la presente ha hecho muchísimo para la reconciliación y la recuperación de muchos valores. Esos que sólo gestiones personales indignas del puesto que ocupaban se encargaron de despreciar.

Tal vez eso sea de lo mejor a tener en cuenta y, aunque no vaya a aparecer en ningún palmarés, al igual que todos tenemos en la mente los nombres de los autores de lo negativo, otra buena costumbre es tener presentes a los que han conseguido esta vuelta parcial al sitio que nunca debió abandonarse.

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