Opinión | En corto

Pedro de Silva

El destino es el carácter

En cualquier gobierno el guardián del negocio es el ministro de Economía, encargado tanto de lograr que ésta mantenga los grandes equilibrios como de que así lo vea la Comisión Europea. Crecer para crear empleo, pero sin que se desboque la inflación ni se disparen gasto y déficit. No hay que confundir esa materia prima del guiso político con las salsas, de las que se encargan otros ministerios más alegres, encargados del gasto o la política social y laboral. La principal virtud de un ministro de Economía es la autoridad para resistir la presión de los encargados de las salsas, acompañada de cierta mano izquierda para capar sin hacer daño. Nadia Calviño demostró tenerla, para bien de todos, pero está por ver si la tendrá el sucesor, que además tendrá por encima, y no por debajo (como Calviño), a una ministra política de Hacienda. Al final dependerá todo del carácter del capador.

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