Opinión | Tribuna
Caso de éxito y lugar de referencia
«Málaga ha demostrado que es posible construir un futuro próspero sin renunciar a su identidad, combinando la calidez de la gente con la audacia de los proyectos»

Vaijeros en el Aeropuerto de Malaga. / Gregorio Marrero
Cuando pienso en el 25 aniversario de La Opinión de Málaga, lo primero que me viene a la cabeza es que el periódico y la empresa que creamos a finales de 1997, Aertec Solutions, llevan vidas paralelas, prácticamente tenemos la misma edad. Tampoco hay mucha diferencia de edad entre el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) y el periódico. La vida de La Opinión la puedo comparar con los cambios que hemos vivido desde que nacimos como empresarios en Málaga, instalados en la incubadora del PTA, y Málaga como ciudad asociada a la tecnología. Cuando nace el periódico Málaga ya tenía su parque tecnológico, con dos multinacionales en su avenida principal y algunas empresas repartidas en los pocos edificios que existían aquel entonces. El Aeropuerto de Málaga tenía solo una pista y la T3, la gran terminal actual, ni siquiera se había diseñado. El AVE no existía y el tren litoral… bueno, ese sigue siendo casi el mismo. La Universidad no había completado su traslado a Teatinos, al nuevo campus le faltaba mucho por desarrollarse. La Costa del Sol era una gran marca turística, pero nadie venía a Málaga. Cuando recibíamos visitas profesionales de otro país les buscábamos hotel en Torremolinos, ya que en la capital la oferta hotelera era muy escasa e inadecuada.
En realidad, los elementos de éxito, los fundamentos, para el desarrollo de la Málaga tecnológica, estaban ya ahí, pero faltaba el espíritu, faltaba la estrategia de la ciudad, alinear esfuerzos, además de completar las infraestructuras que estaban en planeamiento. Como jóvenes empresarios hacía falta mucho entusiasmo para convencerte de que estabas en el lugar adecuado para convertir una naciente empresa tecnológica en un proyecto de éxito internacional. En este ‘entusiasmo’ y la ‘estrategia’, muchos tenían que aportar, y, entre ellos, la necesidad de generar un estado de ánimo en la sociedad malagueña para convencerse de que Málaga podría convertirse en una suerte de hub tecnológico europeo. En esto la prensa local era clave y La Opinión parece que nacía para apoyar un estado de ánimo de autoestima, creyendo en nuestras posibilidades con optimismo.
En estos años se ha trabajado mucho y se ha avanzado hasta transformar la ciudad y su entorno, convirtiéndola en un caso de éxito y lugar de referencia, o al menos un lugar a tener en cuenta, para emprendedores locales pero también internacionales, para empresas tecnológicas con proyección internacional, y para multinacionales que han ido aterrizando en Málaga, vía implantación directa o por adquisición de empresas locales.
El Aeropuerto, la gran puerta de entrada que nos conecta con el mundo, no ha dejado de crecer hasta superar los 20 millones de pasajeros anuales. En este periodo la Universidad completaba su campus en Teatinos y tejía lazos con las empresas tecnológicas. El PTA, Parque Tecnológico de Andalucía, cambia su nombre para llamarse Málaga TechPark, convencido que la marca Málaga es la más potente para asociarla a la Tecnología.

El CEO y cofundador de Aertec Solutions, Antonio Gómez-Guillamón. / Alex Zea
Dinamismo de la ciudad: eventos tecnológios y marca
A todo ello se ha sumado el dinamismo de la ciudad en organización de eventos como: Transfiere, Greencities, S-Moving o el Digital Enterprise Show, entre otros organizados por las empresas como el congreso de satélites SSSIF. La ciudad cuenta con nuevos enclaves tecnológicos, ahora ya dentro de la ciudad. Y las empresas multinacionales han dado grandes noticias que han proyectado la marca Málaga tecnológica a nivel internacional. Google, Vodafone, TDK, Oracle, Accenture, Capgemini o Dekra están aquí para demostrar que todo lo que se ha conseguido no ha sido fruto del azar. Málaga TechPark no es solo el nuevo nombre del parque tecnológico, es la confirmación de que la marca ciudad se asocia internacionalmente a todo el ecosistema tecnológico, desbordando los límites físicos del original PTA e incorporando otros enclaves digitales, la Universidad, Centros de Innovación, FYCMA y empresas internacionales, pero también centros culturales en una sociedad vibrante y cosmopolita.
En este viaje de 25 años, La Opinión ha jugado su papel para que Málaga sea reconocida por la sociedad como el hub tecnológico europeo que aspirábamos lograr. Era clave que los ciudadanos compartiesen la estrategia y se mantuviesen motivados en cada paso que se daba. También era y es necesario un espíritu crítico, no podemos caer en la autocomplacencia, hemos evolucionado mucho, pero también nos queda mucho por hacer. Felicidades y muchas gracias por el apoyo continuo del periódico a crear nuestra Málaga tecnológica, al reconocimiento de los logros empresariales y a crear ese estado de ánimo ilusionante que tanto necesitábamos y que no debe decaer.
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