Opinión | Viento fresco
Baroja está chupao
Los estudiantes de Selectividad se enfrentan a textos de escritores clasicones pero también modernos. Articulistas y periodistas incluso

Estudiantes en el comienzo de las pruebas de la Selectividad en la Universidad de Málaga. / Alex Zea / LMA
Antaño los escritores soñaban con la gloria. Luego con el Nobel. Más tarde con el Planeta. Ahora, lo máximo es caer en Selectividad. Me ha caído Baroja, dice ufano un mozalbete tras el examen, temeroso tal vez de que le hubiera tocado Cernuda o Martín Gaite. También caen autores vivos. Periodistas por ejemplo. Ahí es nada haber escrito un párrafo más o menos atinado y que años después unos chavales se enfrenten a él y lo vean como un texto para analizar, para comentar, para olvidar tal vez, de puro inolvidable que será en sus vidas.
La Selectividad ya no es lo que era, dicen quienes la han hecho. Quienes están a punto de hacerla están a punto de decirlo también. «En nuestro tiempo era más difícil», proclamamos todos. Claro.
Son días de nervios, madrugones, esperanzas, supersticiones. Los escritores vivos que caen en Selectividad fardan de ello en las redes sociales y los demás le escupimos de pura envidia, deseando que una frase nuestra pudiera ser elegida por un docente para meterla en la prueba.
A lo mejor, incluso, ya hay quien no escribe para la posteridad y sí para la Selectividad. El problema está, claro, en que hay columnistas a los que no los entienden sus lectores, como para que lo entiendan los estudiantes. No sé si poner que nadie se dé por aludido o que nadie se dé por eludido. Tome esto el lector, incluso el lector de oscuros columnistas, como una boutade en realidad no sentida y sí producto de no haber tomado aún café. Por cada artículo, tres cafés, decía González Ruano, que por cierto sale en la última novela de Juan Manuel de Prada, Ruanito, retratado como un ser, digamos, poco apreciable y bastante viciosín, lo que no es óbice para que escribiera como los ángeles.
Raúl del Pozo, Rosa Montero o Javier Cercas han caído alguna vez en esta prueba de comentario de texto, lo cual les ha dado un pasaporte para la eternidad. La eternidad, a no ser que seas Shakespeare, que solo hubo uno, son dos generaciones. Lo que dure el estudiante contándole batallitas a su nieto y lo que el nieto tarde luego en olvidarlas. En algunas comunidades, como Cataluña, han caído en el examen Ruiz Zafón e Irene Vallejo, que además de haber publicado el bellísimo El infinito en un junco es artículista interesantísima y nutritiva, siempre ensalzando el hecho literario y la aventura de leer. Por ahí hay un librito que recopila sus columnas en un diario aragonés. A esta hora los jóvenes selectiveros ya descansan. Aunque sigan esperando a ver qué cae. En la vida.
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