Opinión | Málaga de un vistazo

Málaga

Cuando las estatuas hablan

Monumento a Arturo Reyes, en el Parque.

Monumento a Arturo Reyes, en el Parque. / Alfonso Vázquez

Hace unos días junto a un amigo departía sobre el valor simbólico de la imagen. Por imagen, según el DRAE, entendemos toda «figura, representación, semejanza y apariencia de algo» que son concebidas por el humano en su pretensión de interpretar el orbe por medio de objetos expresivos con carga emocional: las personas disfrutamos de una mente alegórica la cual supone que no hay nada percibido sin antes haber traspasado nuestros sentidos; de esta forma, la percepción visual se transforma en idea visual no solo interpretando lo perceptible, sino también dando ser a lo imperceptible por medio de la simbolización. Así, la imagen es la formalización material de un símbolo.

En Málaga existen muchas imágenes que infunden sentimientos valiosos a quienes las contemplan, practicando una notable fuerza sobre ellos, en muchos casos se llega a una identificación entre quienes las observan y lo que ellas personifican. Como signos, nuestras estatuas se convierten en materialización coexistente de lo que nos revelan. El monumento es una herencia a nuestra evocación colectiva: la manifestación tangible de la memoria. Ante los ataques persistentes por entes sin alma a nuestro patrimonio artístico, la buena nueva nos llega del Consistorio quienes han revisado su «mapa de vídeo vigilancia» de las vías «hallando 21 puntos ciegos de estos bienes culturales» para preservarlos de la sinrazón. Me detengo frente al grupo escultórico del escritor perchelero Arturo Reyes en la entrada del Parque – uno de los más vandalizados - y me comenta: «Doliente y errabundo y sin consuelo/ jamás de la verdad que tanto ansío/ logro rasgar el tenebroso velo...». Cuando las estatuas hablan tenemos el deber de escuchar y actuar.

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