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25 años de La Opinión: reflexiones y retos pendientes

Al celebrar el 25 aniversario de La Opinión de Málaga, no puedo evitar recordar las palabras de Carlos Gardel: «veinte años no es nada». Y aunque es cierto que cumplir 25 años, para cualquier empresa en este país, no es tarea fácil y menos en el mundo de la comunicación, debemos reconocer el mérito de este medio malagueño al consolidarse como una voz influyente en nuestra provincia.

Como diputada nacional de VOX por Málaga, agradezco a La Opinión de Málaga la oportunidad que me ofrece para felicitarles y reconocer su trayectoria.

Pero permítanme un momento en el que llamar a todos los medios a la reflexión y al análisis ante su postura en la sociedad actual.

Qué bello es el oficio del periodismo y cuán alejados están algunos medios de su compromiso con la objetividad y la imparcialidad, al usar etiquetas que puedan sesgar la percepción pública, al manipular o incluso omitir información o hechos noticiosos.

Vivimos tiempos difíciles y convulsos y, hoy más que nunca, se debería cumplir con la valiosa misión de informar de una forma veraz, justa y equilibrada, permitiendo a los ciudadanos formarse sus propias opiniones de manera libre y fundamentada.

Consciente del poder de los medios de comunicación como creadores de opinión pública, permítanme reivindicar valores como la libertad y la independencia en los medios, como ‘hacedores’ de sociedades libres e independientes.

Al igual que reivindico que a los políticos se les debe exigir responsabilidad, honestidad y compromiso con nuestra nación y con la defensa del bien común, que no el interés general.

Pero más allá de las diferencias ideológicas, es un momento propicio para reflexionar sobre los cambios y desafíos que ha experimentado Málaga en este cuarto de siglo.

Málaga en estos 25 años ha sufrido una gran transformación.

La provincia constituye un caso de éxito en el desarrollo de su propia identidad a través de la tecnología, la innovación, el turismo y la cultura.

Hoy, al mirar atrás, veo cómo Málaga ha evolucionado de manera significativa.

Somos la capital tecnológica de España. Además, 653 compañías, 66 de ellas extranjeras, de 21 países distintos, ocupan una tecnópolis que sigue creciendo. Nos hemos consolidado como un destino turístico no sólo de sol y playa, sino también cultural, de turismo idiomático o de city break.

Nuestra provincia lidera en Andalucía la exportación de productos cárnicos. Y tenemos un campo que genera un producto de gran calidad, gracias al trabajo de nuestros agricultores. Por eso hay que proteger a nuestro sector primario. Un sector esencial en la provincia y que agoniza con imposiciones que vienen de Bruselas y con agendas, como la Agenda 2030, que es un plan de despidos masivos y que no hemos votado.

En términos de infraestructuras, Málaga ha experimentado mejoras considerables. Sin embargo, aún quedan muchas asignaturas pendientes.

Un claro ejemplo es el tren litoral, ahora llamado Costa del Sol. Durante más de dos décadas, hemos visto cómo PP y PSOE lo han utilizado con fines electoralistas sin materializarlo. La ausencia de esta infraestructura sigue dificultando la movilidad en la Costa del Sol y en la zona de la Axarquía, siendo una demanda recurrente y justa entre nuestros vecinos y visitantes.

A esta falta de infraestructuras se suman otros problemas no resueltos, como el déficit en obras hídricas. En estos 25 años, Málaga ha sufrido la falta de un plan eficiente para gestionar el agua, un recurso vital que afecta no solo al sector primario.

La escasez de agua es una amenaza real para nuestra agricultura y ganadería, y preocupa profundamente a quienes dependen de estos sectores. La posibilidad de restricciones de agua representa un golpe significativo para todos nosotros como consumidores y un golpe para la imagen de Málaga como destino turístico.

La necesidad de desaladoras y obras hídricas, la mejora de los saneamientos, la estabilización de las playas, la falta de vivienda, la seguridad en los barrios, las interminables listas de espera en la Sanidad y la urgencia en inversión en infraestructuras para evitar atascos, puntos negros y una mejor vertebración de nuestra provincia; son cuestiones que nos preocupan a los malagueños.

Sí, Málaga ha experimentado un notable desarrollo económico, social y cultural.

Este progreso se debe, en gran medida, al esfuerzo de autónomos, pymes y grandes empresas. A todos ellos, gracias.

Málaga ofrece una extraordinaria diversidad gastronómica y cultural, con un patrimonio excepcional que la convierte en un destino atractivo para turistas nacionales e internacionales. Y me siento profundamente orgullosa de ser malagueña. Y la llevo en mi corazón. Y por defenderla, di un paso al frente y desde el Congreso tengo un firme compromiso con ella.

Pero soy honesta y también consciente de todo lo que falta por hacer.

Aprendiendo del pasado, conscientes del momento presente y con la mirada de esperanza puesta en el futuro; adquiramos todos el precioso compromiso de trabajar por una Málaga mejor.

Estos 25 años han sido un período de transformación para Málaga.

La Opinión de Málaga ha sido testigo y narrador de estos cambios, y espero que en los próximos 25 años podamos leer sobre la solución de estos retos pendientes, logrando así una provincia más próspera y bien equipada para enfrentar el futuro.

La colaboración entre medios de comunicación, compatriotas y políticos es esencial para seguir construyendo una Málaga que ofrezca lo mejor de sí misma a sus residentes y visitantes.

Una Málaga que siempre enamore, preservando el legado de quienes nos precedieron y siendo motivo de orgullo para los que nos sucederán. Viva Málaga. Viva España.

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