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25 años no son ‘na’

Que este periódico, sus profesionales y dirección transiten, ejerzan y hagan periodismo de verdad me reconforta y me dice que no todo está perdido

Imagen de la gala de los 25 años de La Opinión de Málaga, celebrada el paso mes de mayo

Imagen de la gala de los 25 años de La Opinión de Málaga, celebrada el paso mes de mayo / Álex Zea

Hace 25 años tuve el honor de dar los primeros pasos para que este periódico fuera realidad. Lo hice, mano a mano, con Joaquín Marín, inolvidable compañero con el que viví, vivimos, momentos cumbres en el periodismo malagueño. Y tampoco puedo olvidar que mi hijo, Juande, dirigió estas páginas haciéndolo con dignidad personal y profesional. Como lo hace ahora Moncho Mendaza, quien durante años estuviera ligado a mi persona, profesionalmente en Diario 16 Málaga, y ejerce esta dirección con gran acierto y credibilidad, como se demuestra cada día. A todos ellos y al equipo completo de La Opinión agradecerles que hagan, a diario, un periodismo digno, con rigor, honesto; lejos de las noticias falsas, capaces de acercarnos la información desde la sagrada misión de ser periodistas, con lo que comporta este oficio y profesión: comprometidos con la verdad. Hoy en día cuando asistimos, para vergüenza de la profesión, a la degradación de la misma por quienes hacen de la mentira, la injuria y la difamación su razón de ser, que este periódico, sus profesionales y dirección transiten, ejerzan y hagan periodismo de verdad me reconforta y me dice que no todo está perdido.

Y del gremio de periodistas, con muchos trienios a la espalda de buen oficio y mejor trayectoria personal y profesional como son Elena Blanco y Tere Santos, y con varios amigos, amantes de la libertad, ceñidos por su capacidad intelectual e irredentos defensores de los valores democráticos, muchos de ellos en edad de merecer tal cual Antonio Morales, Pepe Gutiérrez Valenzuela, Juan Antonio García Galindo, Adelaida de la Calle, Reme Martel, Carlos Álvarez, Miguel Porras, José María Ruiz Povedano y Rafael Molina, entre otros, que firmamos como Grupo Morales, decidiera poner en marcha un proceso de solidaridad que haga realidad para el próximo curso dos becas en periodismo para dos estudiantes palestinos. En Gaza han sido asesinados 143 periodistas por orden del mayor genocidio de este siglo, Benjamín Netahanyu, contrario a la libertad de expresión y que ha expulsado de tierra judía a medios informativos libres. Este grupo malagueño ha pasado de las palabras y denuncias a la acción, pidiendo que a Gaza vuelva la vida. Como lo ha hecho la UMA que tras aprobar, con sensatez y solidaridad, su apoyo al pueblo palestino, su rechazo a la guerra de Gaza ha creado un grupo de trabajo para hacer realidad y llevar a cabo los acuerdos adoptados, entre ellos, negar y poner en entredicho la colaboración de la UMA con las universidades israelitas. Bien hecho.

Estamos seguros y así lo pusieron de manifiesto integrantes del grupo como Adelaida de la Calle y Elena Blanco, que contaremos con el calor y apoyo de la decana de la Facultad de Ciencias de Información, Inmaculada Postigo Gómez, que sabemos tiene especial sensibilidad ante el genocidio de Gaza, como ha hecho el equipo de gobierno de la UMA. Bendita sea esta Universidad, la nuestra, sensible al dolor del pueblo palestino.

El Grupo Morales, que lleva tiempo trabajando en silencio y muy discretamente en este terreno y otros más cercanos, tiene una potente agenda para hacer realidad dos proyectos en los que trabaja: 1) Conseguir que la Cultura sea derecho constitucional y 2) Hacer posible que el médico e investigador canadiense Norman Bethune tenga un reconocimiento universitario y académico en nuestra Universidad, no en vano salvaría a cientos de personas en La Desbandá, la masacre civil más cruenta de la guerra civil española sobre la que se quiere echar el silencio y el olvido, tuvieron en el médico una esperanza de vida gracias a su acreditada capacidad para las transfusiones de sangre y atenciones médicas. Pablo Bujalance, entre otros, refiere «el estremecedor testimonio que el médico canadiense dejó escrito sobre la huida de la carretera de Almería en febrero de 1937».

De tiempos en los que fuimos presidentes del Consejo Social de la UMA al senador Antonio Morales y a mí mismo nos queda, entre otros recuerdos, haber acentuado y potenciado la institución universitaria en la sociedad malagueña y a la inversa, tal y como exponía con su natural clarividencia en la clausura del ciclo de conferencias de Alumni, el exrector José Ángel Narváez, que insistiría, una vez más, en dos aspectos que necesitan ser potenciados: una Universidad más cercana a la sociedad que la rodea y le da fuerza, haciendo suyos sentimientos, alegrías y problemas, y la declarada fuerza para apoyar la cultura como elemento dinamizador de una sociedad que necesita anclajes sociales, intelectuales y culturales para progresar y hacer valer ideas y proyectos de sociedad en tiempos en los que se vuelven determinadas miradas al pasado franquista.

Al hilo de esta combativa defensa de la Cultura, con mayúscula, este grupo desde hace tiempo trabaja, estudia y analiza su papel en la sociedad libre y por ello propondrá al Gobierno de España que se incluya en la Carta Magna la cultura «como derecho constitucional», tal cual sucede con la vivienda, el trabajo y otros derechos constitucionales. Una propuesta nacida en Málaga y que cuenta con apoyos de primer nivel, tal cual Antonio Banderas, Carlos Álvarez, Antonio de Torre, María Barranco, Pepe Viyuela y el ciento y la madre de intelectuales y artistas. El tenor Carlos Álvarez, integrante del grupo, fijaría unas pautas que permitirían hacer realidad este deseo, ampliamente respaldado.

Adenda: Tres ramalazos de política que no puedo evitar:

  1. Núñez Feijóo no consiguió ‘laminar’a Pedro Sánchez.
  2. El ‘sanchismo’ sigue y es referente europeo de la socialdemocracia y tiene tres años por delante para gobernar España.
  3. Illa se prepara para ser presidente de la Generalitat. Puigdemont, historia y nada más.
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