Opinión | En corto
Guerras de destrucción masiva
El vértigo ante los cambios tecnológicos nos sobrecoge, pero a la hora de la verdad seguimos manejando antiguallas. ¿Quién iba a decirnos que la artillería y la reserva de municiones para abastecer a los cañones podría decidir una guerra del siglo XXI? En cuanto a la guerra en sí, en cuanto procedimiento, lo único nuevo es la normalización como práctica comunmente aceptada (o al menos no constitutiva «per se» de crimen de guerra) de la destrucción masiva del medio en que hacen vida los civiles: viviendas, servicios, fuentes de suministros, etcétera, con frecuencia con los civiles dentro. Relegadas a coro de fondo las armas de destrucción masiva por puro miedo a las del contrario, se echa mano, como mal menor, a la destrucción masiva mediante empleo masivo de armas convencionales. Ahora vayamos a explicarles a ucranianos y gazatíes que el que sufren es un mal menor.
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