Opinión | Viento fresco

Málaga

Reparto de cargos

Más de 300 están en juego en Cataluña. No es lo único que les mueve para formar gobierno, no, pero digamos que repartir entre tu gente es interesante

Salvador Illa, en un mitin.

Salvador Illa, en un mitin. / Jordi Cotrina

ERC afronta la pérdida de más de 330 cargos públicos si deja el Gobierno catalán. Ríete tú de las cesantías que reflejaba Galdós en sus novelas. Venga, ríete: ja ja. 330 nominazas, 330 sillones, 330 familias que, sin duda, en aras de la amada nación se sacrificarán si no les convence el proyecto de Salvador Illa y se tienen que quedar en la oposición.

De otro lado, habrá 330 socialistas esperando el momio o la canonjía, el chollo o la dirección general de tráfico o una asesoría en Agricultura o una jefatura de Gabinete en Cultura o vaya usted a saber qué.

No dice uno que no sean puestos necesarios, pero qué necesarios son para un partido. Los de Illa van seguramente a ofrecer muchos de estos cargos a los republicanos para que el pacto llegue a buen término. Y para que no en todos los hogares de ERC tengan dificultades para llegar a fin de mes. O tal vez algunos meses no llegan a fin de sueldo.

Uno no sabe si Cataluña es una nación, pero desde luego, su administración tiene hechuras de país grandote. Le pasa también a Andalucía. Y a Madrid. Y a Valencia. A Extremadura. Este no es un artículo contra los altos cargos o cargos de libre designación: también lo es el director de un hospital. Aunque bien es cierto que a veces cuenta más para su designación su ideología que sus conocimientos médicos. Es un artículo impulsado por el asombro, que es el sentimiento desde el que hay que escribir. Si no te asombra nada no sé qué vas a contar. Puedes contar nubes u ovejas, pero acabarás aburriendo a tu parroquia, a no ser que sean meteorólogos o pastores. Por cierto que el contar ovejas como método contra el insomnio me da que está siendo postergado en favor de los podcast. Quiero decir que antes cuando uno no conciliaba el sueño se ponía a contar ovejas. Ahora, se pone un podcast de misterio o de historia o literatura o sobre cómo preparar garbanzos con jibia.

Las delegaciones de PSC y Esquerra no van a contar nubes ni ovejas y sí cargos que repartir. No es ni mucho menos lo único que los mueve pero sí es verdad que un cargo mueve montañas. La fe hace tiempo que se quedó sin fuerzas. Los únicos que no la pierden son los de Puigdemont, que ansían colocarse, independizarse y no responder ante nadie: o sea, les pasa como a los adolescentes. La Le Pen ha dicho que si gobierna, Puigdemont les va a durar poco en suelo galo. Ojo, que esta mujer es capaz de propuestas atractivas. Sin cargo de conciencia.

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