Opinión | El ojo crítico
Imperdonable
Cómo es posible, me pregunto, que la consellera de interior, Salomé Pradas, desconociese la existencia del sistema de envío de alarma general por mensaje a los teléfonos móviles

El 'president' de la Generalitat, Carlos Mazón, a su llegada a una sesión plenaria / Jorge Gil - Europa Press
Ha sido tan grande la superficie afectada por la DANA, han sido tantas las poblaciones cercanas a Valencia arrasadas por la peor gota fría que se recuerda en cuanto a daños y fallecidos se refiere, que todos los valencianos tienen algún conocido en la zona afectada que, en ocasiones, como es mi caso, les han contado el caso de algún familiar o amigo que ha fallecido. Cruzar los puentes que unen las afueras de Valencia con los pueblos y zonas industriales arrasadas es entrar en otro mundo. Un amigo que vive en Aldaia me contó que en unas horas las vidas de miles de personas desaparecieron. Con todas sus cosas y muebles delante de ellos, en mitad de la calle, perdían su memoria y en muchos casos las ganas de vivir. Los afectados se quejan del desamparo en el que se han sentido. Con la inacción de la Generalitat Valenciana, con un presidente desaparecido y noqueado y con unos consellers incapaces de tomar una sola decisión ante la ausencia de Carlos Mazón, la catástrofe era inevitable. Cómo es posible, me pregunto, que la consellera de interior, Salomé Pradas, desconociese la existencia del sistema de envío de alarma general por mensaje a los teléfonos móviles. Cualquier persona mínimamente informada conocía este modelo de alarma inmediato. Alguien podría explicar, ya que el interesado no lo ha hecho, cómo es posible que el presidente de la Generalitat Valenciana desaparezca cinco horas sin que nadie pueda contactar con él. Incluso aunque no hubiese habido inundaciones, ¿es habitual que un cargo tan importante se vaya a comer a la 1 de la tarde y ya no vuelva al despacho?
El intento de Alberto Núñez Feijóo de buscar fuera del Partido Popular a los culpables de las gravísimas negligencias que se cometieron en la Generalitat el día de la gran riada, Generalitat que era la única competente para prevenir las posibles consecuencias de la DANA y es la única competente para realizar las tareas de limpieza y recuperación de las calles y polígonos afectados con los medios propios y los enviados por el Estado, es un intento, repito, fracasado que ha llevado al PP a la ignominia de desprestigiar en Bruselas a la ministra Teresa Ribera en la fase final del proceso de su elección como comisaria europea. El ministerio de Ribera tiene entre sus competencias recopilar datos sobre las cuencas fluviales y enviarlos a las CCAA para que tomen las acciones pertinentes, siendo estas las que deben tomar decisiones diarias a la vista de esa información y sobre todo del conocimiento que tengan dada la proximidad con la región que administran. Solo faltaba que cada vez que puedan producirse daños por lluvias en cualquier zona de España el Gobierno central tuviese que enviar instrucciones a la comunidad autónoma o alcaldía concreta. Carlos Mazón ha entendido de golpe que una cosa es dirigir la Cámara de Comercio o la Diputación de Alicante y otra la presidencia de la Generalitat.
La intervención de Esteban González Pons en el Parlamento Europeo acusando a Teresa Ribera de ser la culpable de las muertes ocurridas y por tanto de no poder ser elegida comisaria europea así como afirmar que él sí conoce a los muertos de la DANA que están en el barro porque es de Valencia, hunden un poco más al Partido Popular en la ignominia y en la mentira que nos recuerda al peor PP, es decir, al del 11M y al del accidente de Metro en Valencia.
Una de las peores cosas que se han visto estos días es la miserable campaña de difamación contra la Cruz Roja. En las redes sociales, que mucho me temo se han convertido en la única forma de recibir información de cientos de miles de personas, se ha iniciado una persecución de la Cruz Roja acusándola de estar al servicio del Gobierno y de dar ayudas a los migrantes en vez de a los españoles. Qué ha pasado en nuestro país para que insultar e imprecar a los voluntarios de esta institución con un historial de ayuda al ciudadano tan magnífico se haya convertido en algo normal. Los voluntarios de la Cruz Roja, aunque se trate de ocultar por conspiranoicos y propagadores de noticias falsas, han estado con los afectados de esta DANA desde el primer día. Al revés, por cierto, de todos esos bobalicones influencers que se han dedicado a propagar noticias falsas, como que en el parking de un centro comercial hubiese 1.000 fallecidos, que se han derribado presas o que la DANA se creó en un barco con antenas enormes bajo las órdenes de Marruecos. Tonterías como estas se han dicho siempre. El problema de hoy en día es la capacidad de publicidad de las redes sociales y que aunque parezca increíble hay gente que se cree la primera estupidez que leen en el móvil. Que los conspiranoicos y terraplanistas afirmen que la pandemia por covid fue mentira, que en las vacunas metieron (no sé sabe quien) un chip para controlar a la población o que los aviones tiren un gas para también controlarnos, sólo fue el principio.
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