España ridícula

La Casa Real da por zanjada la polémica sobre la ausencia de representación española en Notre Dame. Que la Casa Real de por zanjado el asunto es buen motivo para continuar hablando de él. Nos hemos retratado como el vecino zascandil e informal al que hay que estar persiguiendo para que asista a un evento o a una reunión de comunidad.

El ministro Urtasun, que había sido invitado, alegó problemas de agenda familiar. Tal vez el cumpleaños de la suegra o la graduación de un sobrino de Sabadell, vaya usted a saber, vaya. La Monarquía dice que tenía que preparar la asistencia al funeral (lavado de cara de políticos) de Valencia. Pues sí que preparan las cosas con tiempo. Dicen que enviaron un telegrama a Macron. Seguro que lo ha enmarcado en el Eliseo. El uno por el otro y Notre Dame con bancos vacíos. España se borra de una foto de solidaridad frente a la barbarie (y los putos terroristas) en la que estaban los grandes líderes, jefes de Estado y Gobierno de Europa y hasta Zelenski y Trump, atraído al viejo y democrático continente.

Malestar en Exteriores con la Casa del Rey y Cultura por no informar de su invitación a la reapertura de Notre Dame

Nos hemos quedado sin la imagen de Trump estrechando simiescamente y a lo bruto la mano de Sánchez (Sánchez, ¿qué andas?) como hizo con Macron. O estrechándosela al Rey, que está fuerte y lozano, vigoroso, en su madurez y no está para tonterías. El asunto ha creado serias fricciones, el otro día lo publicaba el Periódico de España, entre la Casa Real y el Gobierno, que ora se entienden ora se evitan. El Rey va donde el Gobierno autoriza, pero a todos les ha pillado el puente, la modorra y la inacción. Hemos quedado peor que Cagancho en Almagro.

El ministro Albares dice que se enteró de todo por la prensa, como si enterarse por la prensa no fuera lo mejor. Para eso está la prensa. Noticia, noticia, Albares lee la prensa. Aduce Albares, con esa cara de haber acabado de recitar un versículo de la Biblia en Latín, que ni Cultura ni la Casa Real le informaron del evento parisino.

No funciona la comunicación entre tan dignos departamentos del Estado. Le echarán la culpa al embajador, a alguien hay que echárselas. Y lo llamarán a consulta. Siempre me ha hecho mucha gracia eso de llamar a consultas. Imagino a Albares con los pies en lo alto de la mesa diciendo Gutiérrez, llámeme a consultas ahora mismo al viceconsul de Nairobi. Notre Dame: el resultado de todo es un fiasco diplomático de los que hacen época. España ha hecho el ridículo. Y Feijóo se alegra.