Opinión | Historia de Marbella
Pastorales, ventas y cortijos
Las pastorales de Marbella establecían vínculos y cortijos, como ocurrió con la de Las Chapas o de los Cibajas
El término municipal de Marbella cuenta con una larga tradición en formaciones musicales populares, generalmente asociadas al tiempo de la Navidad, como son las pastorales.
Frecuentemente, estos grupos establecían vínculos con las ventas y cortijos, como ocurrió desde los años cuarenta del siglo XX, con la pastoral de Las Chapas o de los Cibajas.
Fue José Osorio Cibajas quien, junto a un grupo de amigos, funda la formación en 1946, alcanzando rápidamente gran popularidad. No se limitaban a los villancicos navideños, sino que se encargaban también de ofrecer serenatas. Un ejemplo significativo fue la que ofrecieron en la Navidad de 1949 al párroco de la iglesia de Santa María de la Encarnación Rodrigo Bocanegra, quien había llegado al cargo en el otoño de aquel año.
En torno a la una de la madrugada le cantaron la siguiente letra: «si quiere saber don Rodrigo quién le ha mandado a cantar, la pastoral de Las Chapas las buenas noches le da». El cura les obsequió con una copa de anís.
A comienzos de la década de los cincuenta colaboraron con el sacerdote y propietarios relevantes de Las Chapas en una fiesta para celebrar que un numeroso grupo de adultos que no había recibido la primera comunión, lo hicieron por iniciativa del párroco.
En los inicios de aquella década surgieron otras pastorales que muy pronto destacaron y llevaron a cabo un largo recorrido: Pastoral del Barbero, la de `Pituta’, Pastoral de El Ángel (dirigido por Mata), y la de Río Real, que tenía al frente a Joaquín Gómez.
Certamen de pastorales
Fue en la Navidad de 1950 cuando se desarrolla, por primera vez, un certamen de pastorales, aunque sin permisos. El escenario fue el campo de fútbol Francisco Norte (de ‘Educación y Descanso’).
La pastoral de Las Chapas se relacionaba con la venta de La Víbora que más tarde, con Juan Zumaquero, se llamó La Parada.
También con la venta de Pepe Gallardo y María Claro; él era el administrador del cortijo de los Martínez, situado en la ubicación actual de la urbanización El Rosario.
Igualmente intensa fue la vinculación con los cortijos: de los Alicates, Coto Correa, coto de los Dolores (adquirido por el abogado y promotor Salvador Guerrero, impulsor de la urbanización Elviria), el lagar Rosado (o ‘Rosao’), también conocido como la Hacienda San Manuel.
Se dividió la propiedad entre los hermanos Dionisio, Francisco y José Ric.
Tenía importantes viñas, almendros, higueras, cítricos, olivos, trigo y otros cereales. Contaba con un elevado número de trabajadores.
En el coto Dolores abundaban los chaparros y los pinos. Cuando llegaba el momento de extraer el corcho, acudían obreros especializados desde el pueblo de Benarrabá.
El cortijo de los Alicates poseía olivos y cereales y la propiedad pertenecía a María Claro Castillo, conocida como la señorita Claro.
Muy popular era también su doncella que se llamaba Miguelina Blanco.
Para el desarrollo de las pastorales en Marbella resulta importante la llegada a la ciudad de la radio, primero con un Servicio de Información Sindical y, más tarde, con el indicativo Radio Marbella, emisora sindical número quince.
En 1963, su director, Juan Carlos Reina Lozano, decidió organizar el primer concurso de pastorales, que tendría continuidad en años posteriores.
Estos certámenes comenzaron en los estudios de la emisora, pero, más tarde, se celebraron en los cines Alameda (de los empresarios Francisco Gómez Reyes y Diego Jiménez) y Rodeo (de Ricardo Soriano).
En ocasiones, se utilizó el Paseo de la Alameda y el patio de la Casa Sindical.
El patrocinador del concurso era José Luis Cuevas Garrido, propietario de una tienda de electrodomésticos y discos, situada en la calle Huerta Chica. Llegó a ser concejal de deportes del Ayuntamiento de Marbella.
Década de los sesenta
En la década de los sesenta surgió una nueva pastoral denominada Coro Nocturno del Coto de los Dolores. No tuvo una trayectoria demasiado larga.
Los años setenta fue una época en la que desaparecen los concursos y las pastorales despliegan escasa actividad. Se produce una reactivación con los ochenta, cuando llega a la concejalía de Fiestas José Pernía Calderón y se empeña en recuperar tradiciones como las pastorales y el carnaval.
Se invita a las diferentes agrupaciones a participar en la cabalgata de Reyes Magos y, desde 1984, se ponen en marcha los concursos de belenes vivientes, en los que intervienen las pastorales.
Los noventa son años de transición en el mundo de las pastorales y los encuentros entre formaciones dejan de ser competitivos.
Se introdujeron nuevos instrumentos como la bandurria o el acordeón, que conviven con las tradicionales zambombas y panderetas.
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