Números

Se estima que más de 10.000 personas fallecieron intentando alcanzar las costas españolas durante solo este año 2024. Más de 60.000 lo consiguieron, así que una de cada siete personas que lo intenta muere, las otras seis siguen buscando algún rastro de buena suerte en una Europa cada vez más hostil con la inmigración a pesar de ser una necesidad demográfica en una zona donde muere más gente de la que nace. No sé a partir de cuántas personas son muchas o cuándo se llega a demasiado, pero 10.000, casi 30 personas muertas cada día, tragadas por el mar y la indiferencia, anónimas, sin que nadie los despida ni los llore a tiempo, no debería estar muy lejos de considerarse alarmante. Se habla mucho de las personas que llegan, en este caso también la mayoría ignora el número, aunque todo el mundo parece saber si son muchas, demasiadas, innecesarias o insuficientes, pero nada tiene que ver con la demografía o las matemáticas, es la ideología la que hace las cuentas y a ninguna se le dan muy bien los números. Lo que si es matemático es la incapacidad de ponerse de acuerdo en políticas de inmigración y buscar soluciones que aborden los verdaderos problemas; parece que es más fácil dejar que entren los que puedan y se mueran los que sean. La política convive mejor entre los problemas que con soluciones, se vuelven tan expertos en defender su punto de vista ante un problema que a veces hasta temen que se resuelva y se les acabe el tema. Por eso hablan tanto y hacen tan poco, y por eso también siempre pasa lo mismo pero peor, porque si estiras un problema no se rompe, se hace más grande. Tan grande como ese mar enorme que engulle tantas vidas cada día sin inmutarse. Ni asombrarnos.