Opinión | 360 grados

Todos quieren meter baza en la política alemana

Elon Musk desea el triunfo de la ultranacionalista Alternativa para Alemania (AfD) en las próximas elecciones de febrero en este país

Elon Musk, el multimillonario de Tesla y SpaceX

Elon Musk, el multimillonario de Tesla y SpaceX / Evan Vucci/ AP

Desde que Alemania se ha convertido en el nuevo “enfermo de Europa”, otros, y no sólo Rusia, a la que siempre se acusa, tratan de meter baza en su política.

Así, el surafricano Elon Musk desea el triunfo de la ultranacionalista Alternativa para Alemania (AfD) en las próximas elecciones de febrero en este país.

Según el hombre más rico del mundo, “es hora de cambios audaces” y “AfD es el único partido que abre ese camino”.

Alternativa para Alemania, con la que, por considerarla de extrema derecha y aun fascista, nadie quiere aliarse en Alemania es para Musk “el último rayo de esperanza de un país al borde del colapso económico y cultural”.

Lo ha escrito en una columna cuya publicación por el dominical Welt am Sonntag provocó una fuerte polémica en su redacción, la dimisión de la responsable de opinión del periódico y que ha sido criticada por los partidos y el resto de la prensa alemana por injerencia electoral.

El dominical del grupo Springer, sin embargo, lo ha defendido con el argumento de que “la democracia y el periodismo tienen como fundamento la libertad de opinión”.

Algo que, sin embargo, uno echa de menos en la inmensa mayoría de los medios alemanes, sobre todo los del grupo Springer, cuando se trata de Rusia o del genocidio de Gaza.

El propio Musk justificó su injerencia en la campaña electoral con el argumento de que la importante inversión de su empresa Tesla, que ha abierto una gran fábrica en Brandeburgo, le da derecho a ello.

Derecho que también se arroga en relación con el Reino Unido: el multimillonario dueño de Tesla y de la empresa aeroespacial SpaceX apoya allí al partido ultra antieuropeo Reform, de Nigel Farage.

Pero el empresario y estrecho colaborador del próximo presidente de EEUU no es el único que se permite influir en la política alemana. Está también, por ejemplo, el polémico diplomático ucraniano Andrii Melnyk.

Melnyk, que no se privó de insultar públicamente al canciller y al presidente alemán en su etapa de embajador en Berlín, pretende ahora que el cristianodemócrata Friedrich Merz, favorito para ganar las elecciones alemanas del próximo febrero, se comprometa a dar a Ucrania 20.000 millones de euros anuales de ayuda militar. Y ello durante cinco años.

Ese dinero será una inversión en la seguridad de Alemania, pues de ganar Putin la guerra de Ucrania, su próximo paso será atacar a Alemania, argumenta el ucraniano, actualmente embajador en Brasil y próximamente ante las Naciones Unidas.

Melnyk le dice además a Merz que no se le ocurra formar una coalición con los socialdemócratas, pues topearían la ayuda militar que él reclama para Kiev. Será mejor, dice, que escoja como aliados a los Verdes, cuyo entusiasmo atlantista nunca decae.

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