Opinión | Málaga de un vistazo

Regalos

Un regalo es compartir tiempo y tenerlo, convertirlo en buenos recuerdos.

Un regalo es compartir tiempo y tenerlo, convertirlo en buenos recuerdos. / l.o.

Todavía rebosan los contenedores de paquetes y envoltorios y ya muchos juguetes consumieron todo su juego del año, la fiebre de regalar sube los precios de cada cosa y baja la utilidad de casi todo. Aunque no todo lo regalado lleva envoltorio, ni se consume al instante. Por fortuna todavía hay cosas con y sin precio de valor incalculable. Un regalo es a veces un abrazo en la distancia y que aún y así sigue cálido, una mano tirando de ti cuando te atascas y no sales del barro, una broma desenredando un problema, una solución encajando, un libro donde alguien ha volcado su conocimiento, su pasión y su talento. Un regalo es desempapelar la vida con la ilusión de un niño al menos una vez al año, estar con tus seres queridos queriéndolos, reconciliarte con alguien o conseguir olvidarlo, una canción reconfigurándote por dentro, un perro contento solo porque has llegado, un gato ronroneando el silencio. Un regalo es compartir tiempo y tenerlo, convertirlo en buenos recuerdos, que te sonrían las fotos y también el reflejo de lo que vas sintiendo. Un regalo es a veces una recompensa inesperada, otras un mérito sin sorpresa a veces es suerte o tal vez eso siempre. Los regalos se reciben y se ofrecen todo el rato, se celebran y desprecian, algunos reciben de más, otros no tantos. Hay regalos que se dan cada día y ni se ven, mientras otros no hacen otra cosa que anunciarse. Y es que hay regalos de todos los colores y formas, también intangibles, algunos no deberían faltar nunca, como la luz señalando el final de cualquier túnel o alguien a quien pedir ayuda, otros no deberían ser necesarios, como un refugio para refugiados o un día más de vida por no haber sido el impacto de aquel ruido de bombas.

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