Opinión | Análisis

Las claves económicas que presiden 2025

Un entorno de tipos altos podría seguir afectando a la inversión y el consumo. La previsión es que el BCE los siga rebajando

El presidente electo de EEUU, Donald Trump.

El presidente electo de EEUU, Donald Trump. / LAP

Está recién acabado el 2024 y ya toca olvidar, mirar hacia delante. Hemos superado el año que nos ha permitido ser un poco menos pobres gracias al control de la inflación y a la bajada de los tipos de interés y que ha permitido a las familias mejorar, aunque sea suavemente, su situación de renta disponible. A nivel mundial, las perspectivas son de un crecimiento medio del 2,8%, según datos de Naciones Unidas. Es evidente que este crecimiento es desigual y que depende del área geográfica que se analice, pero lo que sí es cierto es que aún no se alcanza el crecimiento medio prepandemia situado en un 3,2%.

El 2025 empieza con cambio de presidente en la primera economía del mundo y todos estamos expectantes a lo que esto puede suponer en nuestras vidas y en nuestra economía.

El planeta sigue sumido en riesgos geopolíticos que bien parecen permanecer en el tiempo y con los que nos estamos acostumbrando a convivir. Por un lado, el conflicto estratégico entre Estados Unidos y China sobre el que además se suma la incertidumbre de su evolución una vez se produzca la toma de posesión de Donald Trump a finales de enero. Continúa el conflicto de Ucrania que afecta a la seguridad energética y alimentaria global, pero sobre todo en Europa y África. Y para completar el nuevo giro del conflicto en Oriente Medio, con una creciente inestabilidad y que parece expandirse como una mancha de aceite.

Además de esto nos encontramos con otros muchos puntos calientes que, de una manera más o menos directa, nos afectan: conflictos regionales en África, tensión política en puntos de América del Sur como Venezuela o Haití, la continua amenaza nuclear de Corea del Norte, grupos terroristas extremistas, ciberataques….

Todos estos riesgos geopolíticos tienen impacto directo sobre nuestra economía, mercados y por supuesto nuestra seguridad.

Economías emergentes

Contamos con que el nuevo año nos va a seguir permitiendo avanzar en tecnologías como blockchain e inteligencia artificial que seguirán transformando industrias, economías y nuestra forma de vida. Las empresas que adopten estas herramientas probablemente ganarán ventaja competitiva y aumentarán claramente su productividad.

Las políticas para combatir el cambio climático impulsarán inversiones en energías renovables y tecnologías limpias. Esto puede abrir oportunidades para sectores como la construcción sostenible, vehículos eléctricos y almacenamiento energético.

Algunos países con economías emergentes están mostrando señales de fuerte crecimiento, especialmente en Asia y África. Esto podría influir en decisiones de inversión global.

Comicios en Alemania

En un entorno más cercano nos encontramos con las elecciones legislativas que se celebrarán en Alemania. El "motor de Europa", que ha cerrado el año en recesión (se considera recesión cuando una economía registra dos trimestres consecutivos con PIB negativo), tiene previstas el 23 de febrero elecciones federales para el Bundestag.

Muchas economías europeas han enfrentado altos niveles de inflación en años recientes. Si bien la inflación se está moderando hacia los niveles objetivos que tiene marcado el Banco Central Europeo, este año el control de la inflación seguirá siendo una prioridad para evitar sorpresas en el medio plazo. De hecho, la inflación anual en la Eurozona ha aumentado en diciembre hasta un 2,4% desde el 2,2% del cierre de noviembre, según datos de Eurostat.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde. / EFE

En cuanto a los tipos de interés es probable que los bancos centrales (como el BCE o la Fed) ajusten sus políticas dependiendo de cómo evolucionen los precios. Un entorno de tipos altos podría seguir afectando a la inversión y el consumo por lo que la previsión es que el BCE siga rebajando los tipos de interés durante el 2025.

Si nos centramos en Málaga, con una economía de alta dependencia del turismo, es fundamental diversificar para crear empleo más estable y de calidad. Málaga sigue siendo un destino turístico clave, pero también se enfrenta a una creciente competencia global.

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