Opinión | En corto

La magia escénica de Emilio Sagi

El teatro musicado y cantado, hoy conocido como ópera, es un juego que se desarrolla entre dos cajas, la caja escénica y la caldera del teatro, que deben encajar una dentro de otra hasta alcanzar la unión entre las dos. ¿Una unión mística? A veces también, pero sobre todo una unión mágica, producida desde la primera caja mediante esa sublimación del artificio que llamamos arte. La historia y su libreto son muy importantes, claro, y desde luego la fuerza de la música, el arte del canto, la virtuosa representación actoral, pero esos fundentes rara vez llegan al punto de fusión si la magia escénica aplicada a la caja, sacando de sus casillas los espacios dados, desplegando planos, veladuras, luces y coloraciones, transfigurando sus figuras, no provoca el prodigio de evocar lo visto o lo soñado trayéndolo al más acá de lo real. Y en ese juego de magia Emilio Sagi es el indiscutible gran maestro.

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