Opinión | Málaga de un vistazo

Geronte

Uno de cada cuatro malagueños y malagueñas es un ‘geronte’ en potencia

«Cuando muere un anciano, se pierde el equivalente a la biblioteca de Alejandría».

«Cuando muere un anciano, se pierde el equivalente a la biblioteca de Alejandría». / INAKI OSORIO

Así se llamaba en la Antigua Grecia a cada miembro varón del consejo de ancianos que asesoraba políticamente al gobernante de cada ciudad, cuyas conclusiones eran atendidas con sumo interés. Por entonces, los mayores de sesenta eran una suerte de lince ibérico, y su sapiencia considerada un tesoro. Según el último estudio del CENIE (Centro Internacional de Envejecimiento) que data de enero de 2018, había en la provincia de Málaga 371.303 personas por encima de los sesenta años, lo que representaba el 22,62% de la población, cifra que en estos siete años ha aumentado. Podríamos concluir por tanto que casi uno de cada cuatro malagueños y malagueñas es un ‘geronte’ en potencia. Hace menos de un mes, Juan y Medio dijo en una entrevista a Jordi Évole: «Cuando muere un anciano, se pierde el equivalente a la biblioteca de Alejandría». Y los griegos le habrían dado la razón. Sin embargo, hoy se cuentan por decenas de miles las llamadas y mensajes que Cruz Roja declara haber recibido desde que inició en 2023 su servicio ‘Te acompaña’ para quienes padecen soledad no deseada, en su mayoría mayores. Sin idealizar a todo anciano y anciana por meramente haber llegado a cierta edad, sí que motiva una reflexión como comunidad. No sé si la sociología podría ubicar en qué momento los más mayores dejaron de ser una compañía preciada globalmente en la sociedad, para convertirse en personas muchas veces forzadas a la solitud que pueden pasar días o incluso semanas sin que nadie les hable o se interese por ellos. Quizás no venga mal para esto algo que escribió el poeta Antonio Martínez Ares: «que nunca se nos olvide, que todos llevamos un viejo dentro».

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