Opinión | En corto

Pequeña confesión sin importancia

Leo una crónica de la joven que atendió a Patricia Highsmit en sus últimos meses. Solo a efectos de lo que sigue, debo decir que en mi vida he llegado demasiado temprano a algunas cosas y bastante tarde a otras, entre ellas a las novelas de Highsmit, de las que en seguida me haría devoto, sobre todo de la negrura del crimen cotidiano que las puebla. Mi primera lectura fue ‘El temblor de la falsificación’, novela casi ocultista que mi maestro intelectual y mentor literario Juan Cueto me prescribió hace casi 4 décadas. ¿Fue casual que mis siguientes vacaciones fueran a un ressort de playa en Túnez como el de la novela, que serviría a la vez de escenario para la primera que escribí? Me lo pregunto al leer en la crónica de su cuidadora que para Patricia era su mejor novela y siento chisporrotear los cables secretos que, salvando distancias, tiempos y tamaños, unen toda la literatura.

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