Crece el foso entre EEUU y Europa

Con la llegada del republicano Donald Trump a la Casa Blanca parece crecer hasta profundidades insondables el foso entre Estados Unidos y Europa.

Por si faltaba todavía algo para demostrarlo está el discurso pronunciado el pasado viernes por el vicepresidente de aquel país, J. D. Vance, en la Conferencia de Seguridad de Múnich.

Reunión anual de políticos, militares y estrategas, en la que Vance sorprendió a los presentes al hablar, no del proyecto para poner fin a la guerra de Ucrania, como todos esperaban, sino de valores y libertades conculcados, según él, a este lado del Atlántico.

El republicano, que podría convertirse dentro de cuatro años en sucesor de Trump, leyó la cartilla a los europeos, a los que acusó de asfixiar libertades que Estados Unidos considera fundamentales en democracia como las de reunión y expresión.

Vance asegura que la libertad de expresión está "en retroceso" en Europa y carga contra el cordón sanitario a la extrema derecha

Reproche

Reprochó, por ejemplo, a los organizadores de la conferencia que no hubiesen invitado a partidos situados en los extremos del arco parlamentario, en clara alusión sobre todo a la ultraderechista Alternativa para Alemania, a la que tan descaradamente apoya el hombre más rico del mundo y estrecho colaborador de Trump, Elon Musk.

Pero Vance atacó también de forma virulenta en su discurso a la justicia británica por penalizar a personas que se habían limitado, según él, a rezar en silencio a más de cien metros de una clínica abortista o a Suecia, por encarcelar a un islamófobo que quemó públicamente un ejemplar del Corán y sería más tarde asesinado.

Para Vance, la mayor amenaza a la que se enfrenta Europa no viene de Rusia, de China ni de ningún otro actor externo, sino que procede de su propio interior: de las amenazas a la libertad de expresión y demás libertades.

En realidad, con su defensa a ultranza de la libertad de expresión, la Casa Blanca pretende sobre todo presionar a Europa para que se abstenga de regular a las plataformas tecnológicas por el perjuicio económico que supondría para Musk y demás colegas de Silicon Valley.

No estar a la altura

El vicepresidente acusó a los europeos de no estar a la altura de los valores que proclaman y denunció en concreto por antidemocrática la anulación de las últimas elecciones presidenciales en Rumanía por la ‘desinformación’ rusa.

Si la simple publicidad en las redes sociales por valor de unos cientos de miles de euros de esa supuesta desinformación supone una amenaza para una democracia es que ésta apenas tenía, para empezar, consistencia.

El republicano criticó además que un excomisario europeo amenazara con actuar de la misma forma si lo ocurrido en Rumanía volvía a suceder en algún otro país de la Unión Europea.

El discurso de Vance causó consternación entre la mayoría de los asistentes europeos y fue inmediatamente replicado por el ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Sorprende que quien pronunció tal condena a Europa por renunciar supuestamente a sus valores sea el representante de un país que mantiene la pena de muerte y encierra en sus cárceles a más de 1,8 millones de personas, en su mayoría afroamericanos, por delitos menores.

Un país que propicia con su dinero y sus armas el genocidio israelí en Gaza mientras amenaza a quienes valientemente lo denuncian, expulsa a cientos de miles de inmigrantes ‘ilegales’ e impone duras sanciones económicas a cuantos se le resisten.

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