Opinión | Especial 28F

Historia, autonomía y financiación

El escudo de Andalucía.

El escudo de Andalucía. / L. O.

Hoy celebramos el Día de Andalucía, un día de orgullo para quienes formamos parte de una tierra llena de magia y de una población que rebosa alegría y talento. Conviene recordar que lo que hoy es Andalucía es gracias a quienes lucharon por la libertad, la democracia y el autogobierno. En primera instancia por enterrar de una vez por todas el régimen del dictador fascista Francisco Franco que les persiguió durante décadas y, en segundo lugar, por exigir el reconocimiento de la identidad andaluza y la autonomía andaluza.

Es lamentable ver que a día de hoy quienes estaban del lado de la dictadura franquista, lo que hoy es la derecha y la extrema derecha, pretendan reescribir la historia e intenten hacernos creer otra realidad frivolizando con que aquello fue una pelea entre nuestros abuelos o repitiendo hasta la saciedad que la historia hay que olvidarla. Olvidar la historia es el primer paso para que los acontecimientos más horribles de nuestra historia se vuelvan a repetir. Con qué contundencia hablan de dictadores de otros países quienes no se atreven a condenar a un dictador de su propio país que a tantos compatriotas asesinó, torturó o reprimió.

Únicamente han sido los gobiernos dirigidos por el socialismo los que han legislado para buscar la verdad, hacer justicia, para reparar el daño y para establecer garantías de no repetición. Ayer fue precisamente el Gobierno de Pedro Sánchez el que rindió homenaje en Málaga a Manuel José García Caparrós, reconociendo como víctima del posfranquismo a este joven sindicalista de 18 años que murió por un disparo durante la manifestación por la autonomía de Andalucía el 4 de diciembre de 1977. Un acto más de justicia del que todos deberíamos sentirnos orgullosos.

Situémonos de nuevo en la actualidad. Hoy gozamos de autonomía y fue la izquierda la que buscó la autonomía de Andalucía y la derecha la que estaba en contra hace casi 50 años. Hoy tenemos un Estatuto de Autonomía que en su día fue impulsado, nuevamente, por la izquierda y que recibió el apoyo in extremis de la derecha.

Un Estatuto de Autonomía que contempla más cotas de autogobierno y más competencias y que sigue a día de hoy con un amplio margen de desarrollo. Unas mayores dosis de autogobierno que han sido propuestas por las fuerzas de izquierdas en el Parlamento de Andalucía en los últimos años en los que viene gobernando el PP de Juan Manuel Moreno Bonilla. Pero todas han sido rechazadas.

El gobierno de Moreno Bonilla se envuelve en la bandera de Andalucía sin ser capaz de dar ni un solo paso para un mayor autogobierno de nuestra tierra en los seis años que lleva presidiendo Andalucía. Si el presidente de la Junta de Andalucía, de todos los andaluces, tuviera el más mínimo interés en abordar más cotas de autonomía debería replantearse su estrategia más allá del humo vacío al que nos tiene acostumbrados.

En primer lugar, debería dejar a un lado el permanente estado de confrontación con el Gobierno de España que es con el que a fin de cuentas tiene que abordar cualquier paso en el desarrollo del Estatuto de Autonomía en materia de asunción de competencias. En financiación por ejemplo. El estatuto andaluz tiene prácticamente la misma fórmula para una financiación singular que el Estatut catalán. Mientras en Cataluña exploran las vías políticas para una ampliación de competencias en esta materia, en Andalucía el gobierno de Moreno Bonilla lejos de ponerse a trabajar y a negociar con el Gobierno de España prefiere vivir del victimismo y del enfrentamiento permanente a pesar de que tenemos un modelo de financiación caducado desde 2014.

Y en segundo lugar, el Gobierno andaluz debería empezar por gestionar bien las áreas en las que tiene plenas competencias, como la Sanidad o la Educación, entre otras muchas, que están en la peor situación de la historia de Andalucía, con un deterioro sin precedentes de los servicios públicos en detrimento del auge del sector privado, que es a quien realmente se debe y a quien beneficia el presidente Moreno Bonilla. Envolverse en la bandera andaluza es gestionar bien los recursos y dotar a la ciudadanía de unos servicios públicos de calidad, no es gestionar para enriquecer al sector privado y que goce de estos servicios quien pueda pagarlos.

Y todo ello está ocurriendo hoy cuando Andalucía está recibiendo las mayores cantidades de financiación de su historia por parte del Gobierno de España, en gran medida por la gran labor económica de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en favor de dotar mejor a Andalucía y de miles de millones de financiación europea también conseguida por el Gobierno de Pedro Sánchez a pesar de los intentos del PP para que no llegasen a España.

El orgullo de ser andaluz pasa por mejorar a la gente de nuestra tierra, no por mejorar la foto o por dejar un titular bonito. Luchemos de nuevo por recuperar ese orgullo.

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