Opinión | Tribuna

Howdy, mister president...!!

El talante mercantilista de don Donald es infinito, como el universo, lo que implica que sus instintos librecambistas se multiplicarán con devoción

Volodimir Zelenski y Donald Trump.

Volodimir Zelenski y Donald Trump. / EFE

Diríase que al hasta ahora más estrambótico representante del pueblo más poderoso del planeta se le ha ido la pinza, pero no, no creo que se trate de eso, porque viniendo de tamaño personaje nada es previsible, ni nada queda al azar. Cuentan que Mister Trump circunvala a diario los Estados que están bajo su mando y les propone echar con ellos una manita a los chinos a ciegas, como hizo hace pocos días con el también extravagante presidente de la República Argentina.

-Tres con las que saques, Javi -le escucharon decirle al presidente Milei mientras le mostraba su brazo extendido al presidente argentino, que por ahora es un mero aprendiz del oportunismo frente a la inenarrable soltura excéntrica de don Donald, que es campeón de campeones allende los haya en el universo político conocido, hasta ahora.

Cuenta el chismorreo de la Casa Blanca, que se pretende más blanca y más pura, para evitar el pecado que no evitó, sino que sonadamente disfrutó el presidente Clinton al son de la felación de doña Mónica Lewinsky, que don Donald lleva tiempo diseñando una estrategia que le permita comprar Andalucía y Gibraltar, con una intención de compra similar a la de adquirir Groenlandia y un kiosco de hamburguesas y salchichas que hay en la Quinta Avenida, cerca de la Torre Trump, pero en la otra acera. El talante mercantilista de don Donald es infinito, como el universo, lo que implica que, puesto a mandar sin reparos sobre los terrícolas, sus instintos librecambistas se multiplicarán con devoción y entrega al objetivo de alimentar la espontaneidad automatizada de sus acciones, que en todos los casos se pretenderán universales.

El actual presidente de los EEUU es un personaje de don Donald que no tiene medida más allá de «en contra más de to, más mehon», ¡Ay, digo yo, si aquel tiempo en el que la falta de conocimiento turístico era una constante no hubiéramos apostado por la premisa de «en contra más de to, más mehon» otro gallo turístico y menos dudas tóxicas cantarían en los destinos turísticos andaluces y españoles en estos momentos!

El personaje competitivo que mora en los adentros de don Donald, más allá que la enmohecida prepotencia adquirida a lo largo del camino, lleva implícitos todos los indeseables defectos de que «lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible». En este sentido, me pregunto, ¿cuál será la verdadera intención de haber decidido cerrar la página web en español de la Casa Blanca? ¿Infantilismo?, ¿atentado contra la razón y la cultura?, ¿complejo de inferioridad disfrazado de autosuficiencia?, ¿establecimiento normativo de la indeseable caza al hispanoparlante?, ¿tonteos estratégicos distractivos?, ¿torpeza sin límites travestida de chulería de barrio?

En su sentido extenso, lo que expone el anterior párrafo, me entristece y trae a mi memoria al benjamín de los Machado cuando en su poema Retrato alumbró aquello de «Desdeño las romanzas de los tenores huecos y el coro de los grillos que cantan a la luna», que en este caso, trasladado al presidente Trump y a sus acólitos, que en números asustan cuantos son, convierte los espacios en territorios de guerra en nombre del poder omnímodo cual tenor hueco que corea amenazante con dar el do de pecho en forma de misil.

Algunos gestos físicos del presidente de los EEUU confunden al respetable, especialmente cuando entorna sus párpados (sic) mirando a China como si quisiera decirle al presidente Xi Jinping:

-Xi, no te pases y respétame, colega, que cuando cierro mis ojos, que en estado de vigilia en mí es muy frecuentemente, doy fe de que mis ojos logran ser aun más pequeños y rasgados que los tuyos.

Sin embargo, cuando don Donald mira a Moscú con su batir de párpados diríase que le dice a don Vladimir algo así como:

-Vale, Vladimir, entrambos, sin injerencias externas ¡a ver quién de los dos tiene el misil más grande!

Los resultados formales de algunos países europeos no se desdicen respecto de las tendencias generales que apuntan a los extremos que, por cierto, geométricamente, siempre se tocan. Los extremos de los amables, espontáneos y permisivos regímenes extremistas se tocan, por más que la política niegue la razón universal de la geometría. Cuando los extremistas políticos de izquierdas o derechas entran en un wáter público empujados por la urgencia, para evitar confrontaciones imbéciles desbeben de norte a sur o viceversa.

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