Opinión | En corto

Un problema más de este hombre

Al parecer el antisanchismo agudo empieza a menudear en los centros de salud, sin que aún exista protocolo para tratarlo. Empezó como simple hábito de consumo, pero las campañas contra Sánchez, a las que éste ayuda dando buenos motivos a cada tanto, han hecho de la ingesta de antisanchismo una adicción. Hay quien necesita ya varios chutes al día para calmar la ansiedad, por cualquiera de las vías mediáticas que pasan las dosis. No es problema de mercado, pues Sánchez crea la demanda de forma natural y el censo multimedia de proveedores de dosis basta y sobra. Algún experto en dolencias del alma (la psique, hoy) aconseja rebajar la alarma ante la adicción a la sustancia, al ser menos nociva que los ansiolíticos y opiáceos de baja intensidad que inundan el mercado, por lo que podría ser incluso terapia sustitutiva. El problema serán las crisis de abstinencia una vez desaparezca Sánchez.

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