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Discrepancias en el Gobierno y otros lastres

Como ha dicho la vicepresidenta segunda, «la justicia fiscal debe empezar por arriba y no por abajo»

Pedro Sánchez, María Jesús Montero, Yolanda Díaz y Sara Aagesen.

Pedro Sánchez, María Jesús Montero, Yolanda Díaz y Sara Aagesen. / José Luis Roca

No hace falta decir muy alto que pagar impuestos, sobre todo por parte de quienes más tienen, es imprescindible para financiar los servicios públicos y, en suma, el estado de bienestar, que nunca está todo lo bien que debería. Viene esto a propósito del salario mínimo interprofesional y de la posible tributación por IRPF. Todos deben contribuir en beneficio de la propia sociedad, pero si los perceptores cobran algo más y tienen que rascarse el bolsillo en este aspecto… Así, la discrepancia en el Gobierno de coalición es obvia. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, líder de Sumar, defiende lo contrario.

Como ha dicho la también vicepresidenta segunda, «la justicia fiscal debe empezar por arriba y no por abajo». Recuérdese lo de bajar los impuestos a las energéticas con sus márgenes empresariales. Siembra vientos esa cínica derechona que nunca ha defendido la subida del salario mínimo, porque, según ha pregonado de forma habitual, destruye empleos. Una mentira más del amplio repertorio que atesoran las tesis reaccionarias. A las cifras históricas de creación de puestos de trabajo nos remitimos.

Táctica oportunista

Díaz no esgrime su rechazo a la tributación por ser una táctica oportunista ante la debilidad electoral de su espacio y por acercarse a Podemos, sino por convicción y necesidad social. No, no. No se trata de abrazar el discurso conservador y antimpuestos. Vean esa especie de paraíso fiscal madrileño para las grandes fortunas. Unos 55.000 millones de euros han dejado de ingresar las arcas de la Comunidad de Madrid desde hace veinte años, en detrimento de la inversión en sanidad pública. Ayuso lidera la privatización sanitaria y otros despropósitos. Por lo demás, la estabilidad de la coalición está bien, pese a algunas disputas internas a veces. ¿Debe haber más obligaciones que derechos o más derechos que obligaciones? En el término medio reside la virtud.

¿Quién ganará el pulso? Los que menos ganan deberían obtener el triunfo. Tienen el apoyo de los socios de investidura de Pedro Sánchez y de los sindicatos. La ministra de Hacienda y vicepresidenta primera, María Jesús Montero, próxima candidata del PSOE a la Junta de Andalucía, debe mover ficha y no dar fáciles armas a las huestes de Ayuso y Feijóo. Sacar rédito y tumbar al Ejecutivo es la consabida estrategia. Todo les vale.

¿Montero victoriosa?

Cierto es que apenas dos de cada diez perceptores del salario mínimo, jóvenes sin cargas familiares especialmente, tendrían que pagar el IRPF. ¿Es abusivo e injusto? ¿Si se exime de tributación no se podría volver a aumentar su cuantía en los próximos años? Si la merma en las cuentas públicas es considerable, búsquense otros ingresos y que no se perjudique claramente a nadie. ¿Montero saldrá victoriosa del envite? Triste victoria que no ganaría la batalla de la opinión pública con lo que eso conlleva. ¿Sumar recupera el foco con esta defensa de los trabajadores, o solo son fuegos de artificio? La proposición de ley puede salir adelante por amplia mayoría en el Congreso, con los votos de la derecha extrema y la ultraderecha. No parecen buenos amigos de viaje.

Considerando la subida de los precios y la crisis salarial de las clases medias y trabajadoras, aun teniendo en cuenta las subidas del salario mínimo interprofesional desde 2018, es preciso constatar que la tasa de pobreza, incluso mejorando, nos hace ocupar las primeras posiciones en ese sentido. Y ello sin olvidarnos de que nuestro país es la cuarta economía de la Unión Europea y el que lidera el crecimiento macroeconómico. Pero la redistribución no funciona como es exigible en cuanto a bienestar se refiere, y el poder adquisitivo de muchos se resiente. Los incrementos de las prestaciones sociales y las subidas salariales en los convenios colectivos requieren una alineación con el índice de precios al consumo. O que esas alzas lo superen.

¿El ajuste salarial debe ir en sintonía con la inflación? El encarecimiento de los carburantes, la subida de la electricidad, el problema de la vivienda, que no es nuevo, no contribuyen a nada favorable. Las condiciones laborales justas y los sueldos dignos son imprescindibles, y más en un Estado social y democrático de derecho. La socialdemocracia de Sánchez no puede digerir ciertas espinas que el conservadurismo a ultranza potencia. Es decir, soluciones eficaces para que nadie se quede atrás.

A consecuencia de cualquier tipo de lastre, incluyendo el fango popular, a sus terminales mediáticas y los vasos comunicantes con algunos tribunales, se genera una situación en la que muchos ciudadanos, jóvenes o no, caen en las redes del desencanto y de la derecha radical, que solo puede agravar los obstáculos y aumentarlos ampliamente.

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