Opinión | De lo que hablamos los jóvenes

La estructuralidad del cuerpo (I)

Nos gusta lo que vemos en revistas y anuncios porque es lo que nos venden que tiene que ser. Y si esto es así, el método de comercio puede cambiar y, por ende, también el cuerpo ‘ideal’

Es completamente absurdo forzar un cuerpo a caber en un pantalón de una talla menor

Es completamente absurdo forzar un cuerpo a caber en un pantalón de una talla menor / Álex Zea

¿Qué significa que algo sea bello? Supongo que es innegablemente subjetivo. La belleza la encuentra el individuo en base a su propia forma de entender el mundo. Es algo personal en lo que uno se fija. Sin embargo, con los cuerpos pasa otra cosa. No los miramos con los ojos de quien observa algo único en lo que encontrar matices. De hecho, estos matices no son ni remotamente apreciados. Socialmente, la belleza de un cuerpo se mide en cánones creados para una sexualidad binaria. Se estipula que existen dos, y sólo dos, tipos de cuerpos con características cerradas a los que debemos aspirar. Y a partir de esa línea de pensamiento, más bello será a más se parezca a la norma.

Piel sin acné, facciones simétricas, dientes alineados. En la sociedad actual estas características se asocian a la belleza. Y si bien es cierto que hay quienes las poseen (al menos en algún momento de su vida), cada cuerpo tiene una genética, un metabolismo y unas vivencias diferentes. Es completamente absurdo forzar un cuerpo a caber en un pantalón de una talla menor, fingir que no nos crece el pelo o tapar las cosas ‘imperfectas’. Asimismo, buscamos una forma concreta en lugar de admirar la forma en sí.

Ideal de bellez

El ideal de belleza con respecto a la forma del cuerpo ha cambiado con los siglos. Sólo hay que echar la vista atrás y mirar a la Venus de Frasassi, Afrodita de Cnido o Las tres Gracias, ideales de belleza femeninos a lo largo de la historia. Son cuerpos con distintas complexiones a las que se aspiraba en cada época. Y no hace falta irse tan atrás. Podemos preguntar a los ancianos que vivieron la posguerra. Nos hablarán de cuando pasaban hambre y los kilos representaban una buena dieta. Esto refuerza el argumento de que no existe un cuerpo ‘correcto’, sólo el cuerpo en sí, modificado en base a unos intereses sociales y comerciales. Nos gusta lo que vemos en revistas y anuncios porque es lo que nos venden que tiene que ser. Y si esto es así, el método de comercio puede cambiar y, por ende, también el cuerpo ‘ideal’. Incluso los cuerpos que hoy se ajustan a la norma mañana pueden ser criticados. Nadie escapa al juicio porque el ideal no es estático.

Actualmente, buscamos una figura delgada, pero no demasiado delgada. En hombres, musculosa y fuerte, pero no demasiado fuerte. En mujeres, con curvas, pero no demasiadas, tampoco ninguna. Algo fácil de conseguir. Nótese el sarcasmo. No sólo se ignora que los cuerpos tienen su propia estructura sino que todo lo que se sale de los baremos que prevalezcan en esa sociedad será juzgado:

La intensa emoción de vergüenza se desencadena cuando uno percibe que no ha estado a la altura de un estándar personal o social (por ejemplo, la delgadez) debido a un aspecto estable y global del yo, que promueve la evitación y el retraimiento. (…) Mientras que solo el 33 % de los adultos jóvenes se percibían a sí mismos como «con sobrepeso», el 73 % estaba tratando de perder o controlar su peso, lo que sugiere que una proporción más alta puede haberse percibido a sí misma como demasiado pesada. (Kristen M. Lucibello, Amy E. Nesbitt, Shauna Solomon-Krakus, Catherine M. Sabiston (2021). Internalized weight stigma and the relationship between weight perception and negative body-related self-conscious emotions, 37, 84-88.).

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