Opinión | Málaga de un vistazo

La Farola, su Cuaresma más reflexiva

La Farola de Málaga

La Farola de Málaga / Álex Zea

La Cuaresma comienza en Málaga delineada por una cromática amarilla de alerta por lluvias, concretamente en la zona de la Costa del Sol y el valle del Guadalhorce. El paso de esta Dana concluirá su recorrido mañana jueves; sin embargo, para el fin de semana nos visita una borrasca atlántica que continuará con la llegada de más precipitaciones en toda la provincia. Lo mejor de estos intensos aguaceros es el generoso bálsamo que supone para nuestros campos y pueblos el acopio de reservas en los pantanos, sobre todo los ubicados en el área norte: Guadalhorce, Guadalteba y conde de Guadalhorce, los cuales se han enriquecido de forma ostensible duplicando sus depósitos de agua respecto a la pasada añada. Esperamos más chubascos durante estos días, manifestando los expertos el fin de las restricciones. Bendita lluvia.

Hoy, Miércoles de Ceniza, el orbe cristiano aprovecha esta celebración para el arrepentimiento y la reflexión. La Cuaresma es un tiempo de conversión, no de pena y dolor; se configura en un período de perdón, reconciliación y transformación donde se nos invita a cambiar lo que no está actuando bien en nuestras vidas; en la misma ciudad. Este ciclo reflexivo para todos debería ser también un espacio que nuestros dirigentes podrían dedicar para profundizar en lo que no funciona bien en esta urbe, entre otras contrariedades: el posible apagón de La Farola bicentenaria, Bien de Interés Cultural (BIC), si el hotel rascacielos del puerto de 144 metros –una sinrazón para nuestro horizonte-, según el último proyecto de Chipperfield, se llegase a construir. En este lapso de introspección, mediten señores gobernantes y conviértanse a favor de Málaga. Así sea.

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