Opinión | Viento fresco

Junts quiere deportar

Junts quiere las políticas de inmigración. Sánchez quiere dárselas pero Podemos se opone. Y así se nos va pasando la vida, de tira y afloja

Dirigentes de Puigdemont en vivo y en directo.

Dirigentes de Puigdemont en vivo y en directo. / l.o.

El Gobierno quiere ceder las competencias de inmigración a Cataluña por exigencia de Junts, que no gobierna en Cataluña. Pero Podemos se opone. Y para que la cesión salga adelante es necesaria la mayoría absoluta y los votos de todos los socios del PSOE.

Ione Belarra ha calificado a Junts de «partido antiinmigración» y ya la tenemos liada. Junts quiere que sean los Mossos los que detengan, deporten, dejen pasar o no: las llaves de la frontera. O sea, de verdad, convertirse en un país. Esquerra no pide nada de eso: pide dinero y la quita de la deuda. Los nacionalistas catalanes están a ver quién saca más pero el que Gobierna en Cataluña es Salvador Illa, que va a recibir y saludar y cenar con el Rey en la inauguración del Mobile World Congress dando normalidad a las relaciones institucionales y acabando con las descortesías y desplantes de los Puigdemont, Torra o Aragonés. Esa foto de un president con el monarca hace mucho por la distensión en Cataluña. La realidad frente a las fantasías.

Llegados a este punto de la columna lo que le pide el cuerpo a uno, al nombrar a Pere Aragonés, es saber qué ha sido de él. Aragonés podría inaugurar una serie periodística titulada ‘Qué fue de...’.

Hay gente que pasa con facilidad de estar en la sopa al anonimato. Uno lo imagina aburrido, mirando por la ventana en su oficina de expresident, con un secretario atildado proponiendo un té y un chófer preguntando cada media hora si lo lleva a algún sitio o se va a lavar el coche, al que le ha detectado un ruidito raro en el embrague. Torra ya sabemos que sigue por ahí zascandileando y Puigdemont continúa en Waterloo. De él se dice que maneja muchos hilos pero la vida sigue su hilo en Cataluña y en España sin él, al que la vida se le va pasando sin lograr volver ni imponer el independentismo. A lo mejor es un Mosso el que lo detiene un día y lo deporta gracias a la propia exigencia puigdemonesca de controlar las fronteras. Tal vez sea un Mosso de padre extremeño y madre pakistaní que crea más en el porvenir de un uniforme y un sueldo que en lograr ser un Estado.

Junts no quiere las políticas de inmigración, lo que no quiere es inmigración y ahí compite con un partidín indepe y xenofobo (hay gente a la que no le falta un perejil) que ya ha entrado en el Parlament y que puede hacerle competencia electoral. No están claras ahí las fronteras del espacio político derechoso. Ni quién va a expulsar a quién.

Tracking Pixel Contents