Opinión | 360 grados
Dos trenes que marchan en direcciones opuestas
Los europeos se declaran dispuestos a subirse al tren de Zelenski. Me refiero a los gobiernos, no a los ciudadanos

Zelenski y Donald Trump en el Despacho Oval. / Agencias
Me gusta la metáfora del tren utilizada por el general alemán Harald Kujat para referirse a lo que sucede actualmente con el conflicto ucraniano.
Hay un tren, el del presidente Donald Trump, que pretende marchar hacia la paz en Ucrania y otro, que tiene como maquinista a su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, que se dirige, si antes no se le para, a una guerra extensible a todo el continente.
Tal vez suenen a alarmistas las palabras de ese veterano militar, que estuvo al frente del comité de Defensa de la OTAN y sabe de lo que habla, pero creo que es pretender ignorar lo que está en juego.
Los europeos se declaran dispuestos a subirse al tren de Zelenski. Me refiero a los gobiernos, no a los ciudadanos, a los que nunca se ha consultado.
El más entusiasta entre esos dirigentes es sin duda el primer ministro laborista británico, Keir Starmer, representante de un país que parece enemigo de Rusia desde la lejana guerra de Crimea.
Colaboración
Starmer, cuyo gobierno firmó un acuerdo de colaboración de cien años con Kiev, le ha prometido ahora a Zelenski una ayuda por un total de 2.600 millones de libras para que pueda proseguir la guerra con el invasor ruso.
Una guerra que esos mismos dirigentes europeos saben desde hace tiempo perdida, pero que no parece que les importe porque en el fondo no se trata tanto de ganarla sino de debilitar a Rusia, algo que no parece que haya sucedido en los tres años que dura ya ese conflicto.
Como quedó claro en la bochornosa conferencia de prensa celebrada el pasado viernes en la Casa Blanca, Zelenski no está mínimamente interesado en negociar con Rusia sino que quiere seguir combatiendo hasta el último ucraniano.
No tendrá el apoyo de EEUU pero tiene en cambio el de los europeos, dispuestos a seguir proveyéndole de armamento que los rusos se encargarán de destruir como han hecho con buena parte del suministrado hasta ahora.
Sin el apoyo militar de Washington, Rusia ocupará cada vez más terreno en Ucrania y morirán también cada vez más decenas de miles de ucranianos.
Y esto lo sabe Zelenski -él mismo lo ha reconocido más de una vez en público- pero no importa.
Debería, sin embargo, importar al menos a los gobiernos europeos, que serán finalmente responsables de lo que suceda porque EEUU ha decidido desentenderse de ese conflicto.
Para el general Kujat, que no cree que el espectáculo en la Casa Blanca con la bronca entre Trump, su vicepresidente, Vance, y Zelenski fuese premeditado, sino que se descarrió a partir de un momento, no se trata de Zelenski, de Trump o de Putin, no se trata de personas.
Lo que está en el fondo en juego, según el ex algo mando de la OTAN, es algo tan serio como «la guerra y la paz».
Y los militares como Kujat, saben lo que es la guerra. No como muchos políticos, entre ellos los Verdes alemanes, que sólo la han visto en el cine y hablan de ella como si hubiesen pisado alguna vez una trinchera.
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