Opinión | 360 grados

Cómo se produjo el choque entre Trump y Zelenski

¿Cayó Zelenski en una trampa o fue aleccionadopara que se mostrara firme en su exigencia de continuar la guerra? Cada uno es libre de sacar sus conclusiones

El mundo no había visto nada igual: los presidentes de dos países discutiendo acaloradamente ante las cámaras sobre la forma de tratar a Rusia.

Ese tipo de discusiones tienen normalmente lugar en los despachos del poder pero nunca a ojos del gran público.

Hay quien dice que fue una trampa tendida al ucraniano Volodímir Zelenski por Donald Trump para torcerle el brazo y obligarle a aceptar el leonino trato sobre tierras raras que le ofrecía.

Otros, sin embargo, disputan esa interpretación y argumentan que aunque los medios han mostrado una y otra vez el momento de mayor ardor en la discusión, todo había transcurrido más o menos diplomáticamente hasta determinado momento.

Y fue cuando Zelenski preguntó a Trump de qué tipo de diplomacia con Rusia estaba hablando y el vicepresidente J.D. Vance replicó que «una diplomacia capaz de poner fin a la destrucción de su país» cuando se torcieron las cosas.

Vance acusó entonces a Zelenski de algo cierto y es que el ucraniano había hecho campaña a favor del Partido Demócrata de Kamala Harris el pasado septiembre, algo que los republicanos no parecían dispuestos a perdonarle.

¿Cayó pues Zelenski en una trampa como sugieren muchos en Europa o fue aleccionado, como afirman otros en EEUU, por la ex secretaria de Estado adjunta Victoria Nuland y la ex consejera de Seguridad Nacional Susan Rice, ambas demócratas, para que se mostrara firme en su exigencia de continuar la guerra? Cada uno es libre de sacar sus conclusiones.

El resultado, sin embargo, es que Zelenski tuvo que salir de la forma menos ceremoniosa posible de la Casa Blanca y buscar luego consuelo y apoyo en los gobiernos europeos, dispuestos a seguir armando a Ucrania pese a las malas noticias del frente.

Gobiernos que, liderados por el laborista británico Keir Starmer, quien presume de que su país sigue teniendo una relación especial con EEUU, trataron de convencer a Zelenski de que se excusara ante Trump para intentar reconducir la situación.

Será difícil ya que incluso republicanos tan beligerantes como el republicano Lidsay Graham, que siempre apoyaron a Zelenski, invitaron a éste a dimitir tras la bronca que acababan de presenciar en la Casa Blanca.

El foso entre Europa y Estados Unidos es cada vez más profundo, y hay quien habla ya de que Trump, dispuesto sobre todo a enmendar las relaciones con Moscú, se propone sacar tropas del continente y hasta podría abandonar la OTAN a su suerte.

Los gobiernos europeos mientras tanto tocan a rebato, hablan de la Rusia de Vladimir Putin como una grave amenaza a la que hay que parar en Ucrania, y buscan con ayuda de los medios convencer a los ciudadanos de que no hay más remedio que invertir en la industria de armamento aunque ello obligue a recortar los programas sociales.

Porque la seguridad, dicen, es lo primero. La diplomacia parece que queda ya sólo para los norteamericanos.

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