Opinión | 360 grados

La histeria armamentística se apodera de Europa

El nuevo ocupante de la Casa Blanca está más interesado en la política interna y en prepararse para el reto económico y militar de la China de Xi Jinpin

Empleados trabajan sobre un tanque Leopard en la fábrica de Rheinmetall de Unterluess, Alemania.

Empleados trabajan sobre un tanque Leopard en la fábrica de Rheinmetall de Unterluess, Alemania. / EFE

El continente de la paz parece afectado últimamente por lo que cabría calificar, sin temor a exagerar, de «histeria armamentística».

Parece fracasado lo que sus críticos llaman ‘proyecto Ucrania’ y que el nuevo secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, ha calificado sin ambages de «guerra por procuración entre dos potencias nucleares».

Es cierto que Rubio trataba de justificar así la reanudación, al margen de los socios europeos, de los contactos directos entre Rusia y EEUU, interrumpidos durante la presidencia del demócrata Joe Biden.

China insiste en que Taiwán es "la línea roja que no se puede cruzar" en lazos con EE.UU.

Europa está dispuesta a no escatimar gastos en defensa / Agencias

Democracia y autocracia

Pero es lo que muchos analistas de política internacional y destacados profesores como el politólogo estadounidense John Mearsheimer o el economista Jeffrey Sachs llevan tiempo sosteniendo acerca de ese conflicto, que la UE presenta como un combate entre democracia y autocracia.

Frente a mejores consejos de sus propios diplomáticos, entre ellos el exdirector de la CIA William Burns, y la oposición inicial de los gobiernos de París y Berlín, EEUU invitó a Ucrania a entrar en la OTAN.

Esto se sabía de antemano era una línea roja para la Rusia de Vladimir Putin, que había asistido, sin poder hacer otra cosa que protestar, a la ampliación de la Alianza Atlántica hasta sus fronteras frente a lo prometido por EEUU al último presidente de la URSS, Mijail Gorbachov.

Lastre

Ahora el nuevo ocupante de la Casa Blanca, el republicano Donald Trump, más interesado en la política interna y en prepararse para el reto económico y militar de la China de Xi Jinping ha decidido soltar lastre en Europa.

Y de pronto los europeos, presos del pánico, llegan a la conclusión de que ya no se puede seguir dependiendo como hasta ahora del escudo militar estadounidense con un personaje tan errático y despótico como Trump y han de organizar su propia defensa.

Y para ello no están dispuestos a escatimar gastos ni a respetar los topes de endeudamiento que sí valían, por el contrario, cuando se trataba de los programas de tipo social, pilar del cada vez más amenazado Estado social europeo.

Gasto militar

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que no en vano fue en su país ministra de Defensa, y por cierto muy criticada en su momento, ha logrado que los Veintisiete aprueben dedicar hasta 800.000 millones de euros a gasto militar.

Para conseguir tan astronómica suma, los países europeos tendrán que endeudarse y alguien tendrá que pagar un día esa deuda. Pero no importa: toca armarse frente al espantajo ruso.

Si no se para a Putin en Ucrania, argumentan todos, nadie podrá detenerle y ningún país europeo estará a salvo. Ni siquiera Estados Unidos, que tiene un océano por medio, como advirtió a Trump el propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para ira del republicano..

Había una cosa que se llamaba ‘diplomacia’, que sirvió durante la Guerra Fría para negociar, entre otras cosas, valiosos acuerdos de desarme y control de armamentos, pero hoy esa palabra parece relegada al olvido. Europa está en pie de guerra, y todos aplauden.

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