Branquias nos están saliendo

Otro día de chubascos en Málaga. Después de más de tres semanas de lluvias prácticamente continuadas, ya no es noticia. El tren de borrascas ofreció al menos un breve paréntesis a quienes tomaron la salida en la Media Maratón. Dos kenianos y una keniana destrozaron el récord que tenía la prueba tanto en categoría masculina como en la femenina. Volaron sobre un trazado que jamás fue tan plano.

Este marzo también se apunta al récord pluviométrico. Los informativos de televisión narran que con más de una semana para que asome abril ya hay más de 150 localidades de la extensa red nacional de la Agencia Estatal de Meteorología que están arrojando el marzo más lluvioso desde que existen registros. Y más de medio centenar de esos puntos oficiales no habían visto ningún mes, sea o no marzo, con tanta precipitación.

Llueve como nunca y el chascarrillo más repetido en lo últimos días tiene que ver con el pescado. "A mí también me están saliendo branquias", escuché el otro día a un tipo con cara de besugo. Primero aparecen escamas de pez. Es la primera señal. Luego que si te cambia la voz. Y en un aletear, de esos que no vienen a cuento, te das cuenta que puedes respirar bajo el agua a tu antojo.

Branquias nos están saliendo. Pero es algo mucho más positivo de lo que te crees. Hasta cangrejos y gusanos las tienen. Y con estos órganos es infinitamente más fácil cumplir con una rutina que te puede acercar a convertirte en centenario. A vivir mucho más de lo que dicta la media.

Cuentan los expertos que la natación es uno de los deportes más completos que existen. Nadar una hora al día reporta múltiples beneficios. Te permite mover casi la totalidad de la musculatura. Mejora el corazón, alivia el estrés. Libera tu cerebro, rebaja tus grasas. Además, por las características que posee el agua, el riesgo de lesionarte es prácticamente nulo.

Al contrario, nadar mejora todo el sistema cardiovascular y contribuye a que la presión arterial se estabilice. A esos beneficios, el nado regular permite liberar de manera continuada las endorfinas, con el consiguiente mejor estado de ánimo. Es una manera natural de prevenir la depresión, como también manifiestan expertos en salud.

Estos últimos recomendaban en plena pandemia este hábito a quienes habían enfermado por culpa del coronavirus y habían sufrido episodios graves o moderados, con afección en los pulmones. Nadar al menos media hora diaria agilizaba la rehabilitación, pues era la forma ideal de fortalecer los músculos que se encarga de llevar a cada rincón del cuerpo el aire que respiramos.

Nada sin temer a que branquias te salgan. Una hora haciendo largos puede permitirte quemar hasta un millar de calorías. Y hasta fuera del agua, de vuelta a casa, por cuestiones relativas a la termodinámica, seguirás quemándolas. ¡Qué mejor dieta!

Llueve sobre mojado. Llueve y nieva en las cotas altas de la provincia. Con tres embalses repletos, de media ya están por encima de la mitad. Hasta el de la Viñuela ha renacido y roza ese límite. Más de 330 hectómetros cúbicos almacena Málaga, el triple que hace un año.

Este verano volverán las actividades deportivas a los pantanos. Renacerán embarcaderos que durante tres años permanecieron secos como la mojama. Volverán a abarrotarse playas y piscinas. Quizás podamos de nuevo ducharnos junto a la orilla del mar. Igual hasta se nos olvida utilizar los lavapiés, de tanto tiempo sin agua.

Pero razones te he dado por lo menos diez para que vuelvas a nadar como antaño. Como nunca. Sin perder concienciación en lo frágil que es ese equilibrio acuático. Sin olvidar que en julio pasado hasta en barcos pensábamos como remedio para traer agua dulce de bien lejos.

Que la memoria en estos tiempos es escasa. Que lo de adquirir conocimiento empieza a limitarse a los diez primeros segundos de un reel. Que seguro que de tanto nadar luego piensas que todo el monte es orégano y que, con agua embalsada para dos años, esto es jauja.

Llovió ayer, sí. Hoy, sin embargo, el anticiclón se abrirá paso. Para toda la semana. Brillará el sol, igual que llega la calma después de cada tormenta.