Opinión | Análisis
Festival de Málaga: pros y contras de una marca registrada
Unas cuantas conclusiones a vuela pluma sobre las fortalezas y debilidades del certamen malagueño de cine en español

Imagen de la gala de clausura y entrega de premios del 28 Festival de Cine de Málaga 2025 / Gregorio Marrero
Recién finiquitada la vigésimo octava edición del Festival de Málaga, sacamos unas cuantas conclusiones a vuela pluma sobre las fortalezas y debilidades del certamen de cine en español.
Potente concurso
Todo el mundo coincide porque es inapelable: ha sido la mejor Sección Oficial a Concurso de las últimas ediciones. De un tiempo a esta parte parece que el certamen ha encontrado su nicho de mercado y que cierto sector de nuestra industria confía en la cita boquerona para la promoción de sus productos.
Festival de Málaga
Ha hecho muy bien el Festival en sacar pecho de ser un catalizador para llegar a la deseada paridad en el audiovisual español (el 60 por ciento de los filmes a competición eran dirigidos por mujeres) y en proyectar a los talentos noveles. Pero hay un problema en todo esto: que el Festival de Málaga se convierta en un festival de cine fundamentalmente dirigido por mujeres y debutantes. Porque tener una marca registrada conlleva cierta contraprestación, la predictabilidad; de hecho, cuando se anunció la selección de Sorda en la competición, bastantes, sin haberla visto, ya vaticinaban que ganaría la Biznaga de Oro, por responder a la perfección a ese ADN que el Festival ha cultivado y que, cuidado, podría convertirse en límite.
¿Más cine, mejor?
La calidad de buena parte del concurso no debe hacernos olvidar de la gran preocupación que los observadores cinematográficos manifestaban cuando Juan Antonio Vigar, timonel del Festival de Málaga, anunciaba que la vigésimo octava edición iba a programar 43 películas, 22 a concurso, 21 fuera de competición. Vigar explicó en una entrevista con La Opinión de Málaga que ampliar Oficial más allá del concurso respondía a una demanda de los productores: les viene muy bien el logotipo del Festival y la leyenda Sección Oficial para los carteles de sus películas. Entiendo que hay que atraer y seducir a la industria hacia Málaga pero eso no debe significar plegarse a cualquiera de sus sugerencias: si 43 películas van a tener cada temporada el logotipo de nuestro certamen en sus pósters, al final, el logotipo perderá potencia, prestigio y carácter de excepcionalidad; o sea, que perderá el Festival. Personalmente prefiero cuando estos estrenos fuera de concurso se organizaban bajo la denominación Málaga Premiere, pero no es el camino que se ha trazado Vigar y su equipo: a Sección Oficial Fuera de Concurso ha inaugurado su Premio del Público (sí, en Málaga hasta un área no competititva tiene un premio: a amables no nos gana nadie).
La estrategia latina
Urge replantear la estrategia con el cine iberoamericano. La cosa empezó muy bien, logrando que Guillermo del Toro recibiera aquí el Premio Málaga e invitando a Gael García Bernal en una edición posterior (finalmente la pandemia malogró la visita), pero al final parece que todo ha caído en una cierta inercia peligrosa. Esta edición, la presencia latinoamericana ha sido escasa y, lo peor, muy poco relevante, con títulos, salvo un par de excepciones, no demasiado distinguidos y, por tanto, un hueco casi anecdótico en el palmarés. No se justifica la reformulación del Festival de cita de cine español a cita con el cine en español si apenas hay protagonistas de más allá del charco en los homenajes y tributos y su hueco en Oficial va camino de ser testimonial. La idea no era darle vidilla y visibilidad a la anterior sección Territorio Latinoamericano; el objetivo era "el abrazo con el cine iberoamericano", como recalca Vigar. Y en eso se están dando pasos hacia atrás.
La Villa del Mar: buena apuesta
Bien por La Villa del Mar y su acercamiento entre el audiovisual y la tecnología; ojalá pronto se convierta en foro en el que el audiovisual barrunte y debate estrategias de futuro. Tiene mucha potencialidad este espacio, perfectamente situado a pie de playa, también en el aspecto más lúdico y festivo, históricamente olvidado por un festival demasiado centrado en lo exclusivamente cinematográfico.
Decisiones inteligentes
Dos jugadas, una fruto del propio plan,de la estrategia del Festival, otra, una rápida respuesta a una coyuntura, que han demostrado inteligencia y buena mano. Por un lado, como resultado de la falta de prejuicio en cuanto a los formatos y las tendencias, la cita se cerró el sábado (por primera vez en su historia) con el estreno de una serie de televisión, Mariliendre, un producto que, además, bebe indisimuladamente del fenómeno fan y de asuntos carpeteros. Lo que otros festivales de cine ni siquiera estimarían, aquí se incluye, no precisamente de tapadillo; ése es el gran factor diferencial del Festival de Málaga. Por otro lado, la invitación a Karla Sofía Gascón a la gala de clausura, con un papel importante, fue un impacto de calado: consolidó la posición del certamen como agente defensor de nuestro cine y sus protagonistas.
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