Opinión | En corto

Resurrecciones

Te llega la noticia del fallecimiento de una persona que fue brevemente amiga pero a quien no ves desde hace muchísimo, pongamos medio siglo, y como pequeño tributo u oración fúnebre la recuerdas entonces. Al hacerlo van surgiendo otras personas amigas o conocidas, pobladores de aquel tiempo, que tiran una de otra, despertando con ellas las circunstancias, sucedidos e imágenes físicas del momento, hasta formar un pequeño paisaje, un diorama completo en el que todos cobran vida, más cierta cuanto más fieles son los detalles. Un ejercicio en el que llegado un momento tienes que parar, porque cuando la memoria despierta el juego puede ser inacabable, llegando a temer que te abduzca y te lleve allí. Pero cuando regresas te sientes, de forma inexplicable, rejuvenecido y confortado, incluso poseído de un raro entusiasmo: en ese trance (lo es) has vuelto a ser el que fuiste.

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