La verdadera generación X

X es signo de incógnita, y eso son hoy los adolescentes, metidos en sí, cerrados sobre sí, en su refugio, un mundo virtual repleto de virtualidades, algunas prometedoras, no pocas siniestras, en el que, a mitades, hay esperanza y amenaza. De esta segunda más para los adultos, pues, hechos al mundo de las libertades públicas heredado de sus mayores, temen que en ese mundo aparte de sus hijos o nietos no sean apreciadas por sus extraños y extrañados pobladores, salvo las justas para seguir siendo ellos mismos en su escena privada, cerrada también sobre sí, con entrada por pantalla y contraseña, comunicándose en el exterior por signos y claves, hoscos ante el resto, celosos de preservar su vida secreta de intromisiones y controles del antiguo orden, a la espera de desplegar el poder que atesoran en las redes, el poder verdadero en el verdadero mundo que empuja tras la malla.

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