Opinión | Tribuna
Rafael Fuentes
Presidente Norberto del Castillo
Norberto es un ejemplo y un Maestro, con mayúsculas, del asociacionismo empresarial, una persona que ha pasado toda su vida profesional defendiendo los intereses de su sector

El expresidente de la Federación Andaluza de Empresarios de Playas, Norberto del Castillo. / ÁLEX ZEA
Cuarenta y cuatro años al frente de colectivos empresariales de defensa y fomento de una actividad económica … eso es imposible, nunca se ha dado … podría pensar cualquiera.
Pero sí, si se ha dado, quizás solo una vez, pero se ha dado.
Hace un mes escaso que Norberto del Castillo se ha jubilado de sus responsabilidades de defensa del sector de los empresarios de playa. Es un caso inverosímil, único, pero real, Norberto ha estado al frente de una actividad que aglutina a más de 50.000 puestos de trabajo durante más de 44 años.
Norberto ha dado lo mejor de su vida para defender al colectivo más importante y numeroso del turismo malagueño, andaluz y español y todo ello a cambio de nada, solo de su satisfacción personal de estar trabajando por el sector turístico, por su tierra adoptiva, por su sector empresarial.
Desde 1981 lleva defendiendo los intereses de los empresarios de playas, peleando con responsables políticos para solucionar las licencias de establecimientos de playas; peleando con técnicos de la administración para que agilizaran expedientes; peleando con responsables de otros sectores para hacerles ver la verdadera importancia del sector de playas; peleando con empresarios de su sector para reclamarles unión; … un día sí y otro también, durante más de 44 años.
Norberto del Castillo ha sido, es y será empresario, con su buque insignia de ‘Los Náufragos’, y con sus otras actividades empresariales. Pero, ya en pasado, ha sido hasta hace un mes, ni más ni menos que presidente de los empresarios de playas de la Costa del Sol, de Andalucía, de España y de Europa.
Así es, su convencimiento de que el asociacionismo empresarial es esencial para la mejora de las actividades económicas, lo llevó a impulsar la creación de la Federación Europea de Establecimientos de Playas, constituida en Bruselas en 2013, con la idea de unificar criterios, intercambio de experiencias y visión empresarial bajo el concepto de apertura internacional y reivindicarse como interlocutor en las negociaciones de las normas europeas relacionadas con las actividades de playa.
Norberto es un ejemplo y un Maestro, con mayúsculas, del asociacionismo empresarial, una persona que ha pasado toda su vida profesional defendiendo los intereses de su sector, de las decenas de miles de trabajo que genera, que ha innovado y creado nuevos productos, retos e incluso federaciones europeas y todo ello, insisto, de forma totalmente gratuita y desinteresada, poniendo su tiempo y su dinero al servicio de esos colectivos.
Su objetivo siempre ha sido la coordinación, representación, gestión, fomento y defensa de los intereses generales comunes a todos los que ejercen actividades en las zonas marítimo terrestres, relacionadas con el segmento turístico de ‘sol y playa’, dirigida a unificar al sector y trabajar para mejorar el equipamiento y calidad en la gestión del sector de playas.
Fue Norberto quien abanderó la lucha contra varios gobiernos y ayuntamientos para que se solucionara la ordenación y regulación de los chiringuitos y empresas del sector; fue Norberto quien abanderó el reconocimiento social de la importancia estratégica de las empresas de playa; fue Norberto quien abanderó la incorporación de las nuevas tecnologías a su sector; fue Norberto quien consiguió que en todos los foros turísticos estuvieran representados los empresarios de playa, fue Norberto quien impulso decenas de iniciativas gracias a su pasión por el sector de playas.
Pero en esas ‘peleas’ nunca alzaba la voz, nunca perdía la compostura, siempre de forma educada, pero con argumentos y de forma contundente, defendía a su sector ante cualquier ministro de cualquier partido político.
Obvio que no solo lo hizo Norberto, quien siempre tuvo un compañero de viaje inseparable con Manolo Villafaina, fueron decenas de empresarios quienes lo lograron, pero siempre abanderados por Norberto y Manolo.
El trabajo de Norberto ha marcado el antes y el después de estos establecimientos, no se puede entender el sector de los chiringuitos sin Norberto.
Si Norberto hubiera dedicado esas decenas de miles de horas a sus proyectos empresariales, seguramente tendría ahora 20 o 30 chiringuitos distribuidos por toda la costa andaluza y una mansión en el Caribe, pero no, prefirió dar los mejores años de su vida a la defensa de los intereses sociales, económicos y laborales de todos los empresarios y empresarias de playa.
Creo, creemos, que es necesario reconocer, admirar, aplaudir, elogiar el trabajo de Norberto, su amor por esta tierra, su inquebrantable defensa del turismo, sus iniciativas y propuestas que han mejorado la Costa del Sol y, sobre todo, su bondad, poniendo su tiempo y su dinero a disposición de todo un sector.
Creo que ya hay que estar buscándole una calle en Fuengirola para ponerle su nombre y reconocer su figura como uno de los creadores de lo que es hoy la Costa del Sol, uno de los principales destinos turísticos del mundo.
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