Opinión | Mercados

La guerra arancelaria de Trump: American Fest, no American First

Las medidas adoptadas están rodeadas de comentarios despectivos hacia países, ciudadanos y dirigentes de otros países. Tras echarse atrás de manera temporal durante 90 días, no sabemos si es estrategia o improvisación, lo cual le da más gravedad

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. / E. P.

Todos sabemos que las últimas semanas han estado marcadas por las caídas en los mercados por la guerra arancelaria de Donald Trump. Como pueden deducir, el título del artículo obedece a que su famoso eslogan de 'American First' se puede confundir con 'American Fest' (de fiesta en alemán), por las maneras, los comentarios y los bandazos en algunas decisiones. Por definición, podemos decir que una guerra comercial es un conflicto económico derivado de la imposición de aranceles y otras medidas mercantiles contra uno o varios países, que responden con represalias. Puede iniciarse como respuesta a prácticas desleales de otro Estado para mejorar su industria nacional, su balanza comercial o para reducir el déficit, o en general como respuesta a cualquier medida que no haya gustado al país en cuestión.

Las medidas más comunes en una guerra comercial son las barreras arancelarias. Consisten en aumentar los aranceles a las importaciones o exportaciones para encarecer los productos y reducir su comercio. También hay barreras no arancelarias, como las cuotas monetarias o de cantidad, requisitos que restrinjan productos y desincentiven a los productores o incluso prohibir el comercio de estos productos. Son medidas proteccionistas que impiden el libre comercio, aunque pueden ser temporales.

¿Estrategia o improvisación?

Todo esto se hace de una manera estudiada y ordenada (lo cual no significa que hecho así sea bueno), pero nada que ver con la actual crisis arancelaria del actual gobierno de Estados Unidos, pues las medidas proteccionistas adoptadas están rodeadas de comentarios despectivos hacia países, ciudadanos y dirigentes de otros países. Lo cual, tras echarse atrás de manera temporal durante 90 días, no sabemos si es estrategia o improvisación, lo cual le da más gravedad. Pues si esta todo estudiado también pueden tener un punto de retorno o un límite hasta donde no llegar, pero si las decisiones se van tomando sobre la marcha, según bajan los mercados o le presiones sus empresarios más estrechos, pueden no ser conscientes de la gravedad y repercusiones de sus actos, y para ellos mismos.

Esta semana, el susto no ha sido sólo en las bolsas, pues las TIRes americanas repuntaron el jueves a pesar del buen dato de inflación, anotándose fuertes subidas en la semana, con el Bono del Tesoro americano a 10 años llegando casi al 5% en la semana por diversos factores, entre ellos el temor al impacto de aranceles y las ventas de hedge funds por temas de liquidez y ¿pérdida de confianza en la deuda americana? Mientras, tenemos la onza de oro otra vez en máximos históricos.

Europa y China

El miércoles la administración Trump decidió aplazar o suspender por 90 días los aranceles, menos a China, lo cual produjo subida del Nasdaq del 12% ese mismo día y luego la Unión Europea decidió a su vez suspender por 90 días los aranceles de represalia a los metales de EEUU por 21.000 millones de dólares, lo que le permitirá entrar en el grupo de países que no sufren represalias y optan por la negociación. Por tanto, su arancel se moderará del 20% al 10%.

En el lado contrario, China (aranceles acumulados del 145% según la Casa Blanca, puesto que le añaden 20 puntos por fentanilo al 125% hasta ahora anunciado), donde habrá que ver si hay alguna concesión por parte de cualquiera de las partes que les permita sentarse a la mesa de las negociaciones. Mientras tanto, es previsible que las autoridades chinas opten por intentar implementar nuevos estímulos a la economía, tanto vía política monetaria como fiscal.

Como señal de la incertidumbre que aún persisten, las bolsas de Estados Unidos volvieron a caer el jueves un 3%.

Donal Trump, presidente de los Estados Unidos.

Donal Trump, presidente de los Estados Unidos. / Efe

'Besar el culo'

Así pues, la situación actual es la apertura de un periodo de negociaciones de tres meses tras el cual veremos dónde se sitúan finalmente los aranceles, siendo previsible que en la mayoría de los casos se acuerde dejarlos en el mínimo del 10%, incluso con posibles exenciones o nuevas treguas a "países amigos", aunque también con previsión de que se anuncien nuevos aranceles sectoriales (acero, aluminio y automóviles ya vigentes a los que se podrían sumar madera, semiconductores y productos farmacéuticos). 

De un total de más de 70 países interesados en negociar (o "besar el culo" a Donald Trump, según el mismo) con Estados Unidos, en torno a 15 habrían presentado ya propuestas concretas. Una vez todos estos aranceles queden definidos, se despejará la incertidumbre sobre el nivel de los mismos, y con ello se podrá realmente cuantificar los impactos en crecimiento, inflación, tipos de interés y beneficios empresariales, que han empezado esta misma semana. 

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